La novillada de Murteira Grave brindó ayer un gran espectáculo. De estampa fue preciosa y sólo por eso el ganadero mereció el general aplauso. Iban saltando los novillos al ruedo y el público que ayer asistió al festejo los ovacionaba, uno tras otro. Fue un encierro reunido, muy bien presentado, pero muy en tipo. Sus hechuras cantaban que esos novillos iban a embestir, ¡y vaya si embistieron!

Muy generosos fueron los murteiras, y, salvo en el caso de Joao Augusto Moura, reclamaron novilleros más puestos. Cierto que ayer molestó el aire, pues en algunos momentos parecía que se había desatado un vendaval. Pero se echó de menos más ambición por parte de Fernando Tendero y Sergio Pulido.

Joao Augusto Moura salió a hombros tras pasear sendas orejas. El tercero tuvo un gran pitón izquierdo y ya con él estuvo decidido el diestro portugués a la verónica. Después le sacó varias tandas al natural llevando por abajo al buen novillo.

El sexto, aún en manso, tuvo buenas arrancadas cuando Moura acertó a tirar de él por abajo y dejarle la muleta puesta en la cara. Un punto cortas las series, de tres y el de pecho, tuvieron sin embargo limpieza, recorrido y profundidad.

El lote de Fernando Tendero resultó espléndido. En él entró un primer astado muy noble y correspondió a él con un trasteo de poca quietud. Al cuarto se le dio la vuelta al ruedo. Fue un novillo bravo, de mucha clase, pero la faena no estuvo a su altura.

También Sergio Pulido debió de estar mejor con un segundo que tuvo un buen pitón izquierdo, así como con el quinto, bravo, noble y con el recorrido de los toros buenos del encaste Núñez.