Inaugurado en 2009 tras una profunda obra de remodelación en la que la familia Pulido invirtió 3 millones de euros, ha llegado la hora de pasar el testigo y el hotel Albarragena ha cambiado de dueños. La empresa Vías y Desarrollos Industriales SL, con domicilio en Almansa y Albacete y regentada por Vicente Muñoz Chacón, ha comprado el establecimiento, cuya gestión desarrolla Bergansol Cáceres. El nuevo gerente del hotel, Roger Antelo Rodríguez, explicó en declaraciones a este diario que las escrituras ya se han formalizado y avanzó algunas de las actuaciones que se están desarrollando: tareas de limpieza, pintura y puesta a punto de la casa, que no tiene previsto cerrar estos días y que incluso para este fin de semana está al 90% de su capacidad.

Antelo explicó que el grupo inversor que está detrás del Albarragena ha visto Cáceres "como una oportunidad", como un buen negocio por su ubicación estratégica: la calle Pizarro, puerta de la Ciudad Monumental, y ahora en pleno boom porque se ha situado como punto de referencia indiscutible de la movida, la cultura (alberga la sede de la Fundación de la galerista alemana Helga de Alvear) y de la restauración, desbancando por primera vez en la historia a la emblemática Madrila.

EL JARDIN Los jardineros se afanaban ayer en la limpieza y poda del bello jardín del Albarragena. La nueva propiedad potenciará su bar de La Caballeriza, célebre en Pizarro. Además, reabrirá la tapería e impulsará el restaurante aprovechando el tirón que ha tenido Cáceres tras su designación en 2015 como Capital Española de la Gastronomía, (Cáceres es uno de los destinos urbanos del interior peninsular que mayor crecimiento de los ingresos turísticos y de empleo registra).

La propiedad del hotel también prevé montar una bodega en la parte baja de la casa y en estos momentos se ocupa de la reforma de las 18 habitaciones con que cuenta el hotel, con vistas a ampliar el número. La empresa ha mantenido a los 5 trabajadores que hasta ahora tenía el establecimiento y su objetivo es llegar a 15 antes del período de Semana Santa, según la estimación de Roger Antelo. La intención, igualmente, es "potenciar los eventos, trabajar mucho, no esperar a que venga la gente sino ir a buscarla", cuenta un emocionado Antelo que se enfrenta ahora al reto siempre apasionante de reflotar un hotel.

18 HABITACIONES Con categoría de tres estrellas y 18 habitaciones dobles y tres suites, el hotel Albarragena, nombre en recuerdo a los vizcondes que fundaron la casa, supuso la rehabilitación de un antiguo edificio de finales de 1800, situado en el número 12 de la calle Pizarro, con cerca de 3.000 metros cuadrados útiles en cuatro plantas. Fue la vivienda del conde de Santa Olalla, ministro de Hacienda con Isabel II, y sede de la primera banca de la capital cacereña.

LA BOLSA La casa era, digámoslo así, la Bolsa, el centro de contratación, el establecimiento de crédito de mayor nombre e importancia de Extremadura. En sus oficinas había empleados franceses, ingleses, alemanes e italianos, de todas partes, porque en todas partes tenía negocios y corresponsales. Detrás de su domicilio, para alquilar y para residencia de sus numerosos servidores, edificó las 23 viviendas que dieron nombre a la Barriada de "Casas Nuevas de Carrasco", situada en la calle del Caminollano, que servirían de alojamiento a los numerosos empleados de su casa de banca y de los restantes negocios en los que participaba. Los considerables beneficios que obtuvo con el comercio lanero y los negocios bancarios le convirtieron en un rico propietario de inmuebles urbanos y bienes raíces.

Por motivos que se desconocen, en 1829 la casa reconoce una deuda de 2.000.000 de reales a favor de la Casa de Felipe Victorio Ravara e Hijo, entidad certifica con sede social en Madrid. Para su pago se hipotecan la cabaña lanar y diferentes fincas, rústicas y urbanas, entre las que se incluyen 17 casas, 7 partidas de yerbas, 3 montes, 67 fanegas de tierra de labor, un tinado, un molino de aceite, una viña y tres huertas, por valor de 2.044.130 rs. y 12 mrs. Levantando finalmente la hipoteca en 1832. La vivienda se reformó en 1877 dejándola en el estado actual.

Con esta historia tras de sí no es de extrañar la alegría de Roger Antelo, porque devolver al Albarragena su esplendor no es solo un reto, es un privilegio que solo puede vivirse con pasión.