TCtáceres siempre ha sentido predilección por las esquinas. Dicho así pude parecer una expresión de mal gusto, pero después de leer las líneas que siguen lo entenderán. Me explico. Si ustedes pasean por la ciudad antigua, verán que la mayor parte de las edificaciones de la zona tienen un tratamiento especial para las esquinas, que aparecerán rebajadas o redondeadas hasta una altura de unos dos metros; en unos casos el rebaje está rematado por veneras, flores o alguna geométrica, en otros casos se redondea sin más.

Pero no acaba ahí la cosa, ya que está generalizado el traslado a las esquinas de los escudos familiares para, supongo, afrontar a dos calles y conseguir así un mayor efecto (ahora lo llamaríamos márketing). Escudos complicados con yelmo, cimera, lambrequines y querubines como el de la casa de Godoy o con capilla venerada y ángeles, cual es el caso del convento de Santa Clara.

Escudos de esquina que podemos ver en la casa del Mono, en el palacio de los Toledo-Moctezuma, en el ábside de la capilla funeraria de los Carvajales de la iglesia concatedral y en el palacio Laboreiro en San Juan, así como en el palacio provincial en Santa María o en la casa solar de los Ulloa, esquina a san Mateo.

En otros palacios no se conforman únicamente con los escudos y sitúan en las esquinas primorosas ventanas como en el caso concreto del palacio de Galarza de la Concepción, impresionantes balcones esquinados como en el caso del palacio de Godoy, en la plaza de Santiago, o sencillos como el de la casa Carvajal.

Pero no son solamente los palacios, igualmente varias iglesias y conventos que a través de sus capillas funerarias o del deseo de pervivencia en el tiempo de los patrocinadores nos legan esquinas primorosamente adornadas de escudos: capilla de los Espaderos de San Juan, de los Ulloa de San Mateo o la esquina de Santa Clara con el Potro.

El aspecto decorativo o propagandístico es primordial, pero también el funcional y en este caso se abren en las esquinas ventanas dobles, de líneas muy sencillas pero enormemente prácticas, desprovistas de adornos como es el caso de la casa de la Generala o la contigua casa del Mono.

En una ciudad como Cáceres, donde hasta el siglo XV imperaba el carácter militar y guerrero en todas las edificaciones, el gusto por el tratamiento de las esquinas también llegaría a las torres de defensa. Así, los matacanes se construyen a dos calles en las imponentes torres de los Espaderos en la puerta de Coria o del Socorro y la de los Plata (o de los Sande) en San Mateo, sin olvidar las curiosísimas garitas de esquina de la torre de los Púlpitos junto al arco de la Estrella.

En la mayor parte de las casas fuertes construidas en los siglos XIII, XIV y XV, las torres defensivas se llevan a los esquinazos; aquí los ejemplos su numerosísimos: casas del Marqués de Torreorgaz, de los Plata, de las Cigüeñas, del Sol, de los Cáceres-Quiñones, de Becerra, del Mono, de Golfines de Arriba y Abajo, de Espaderos, de Camarena, de Galarza, de Godoy, de Moctezuma y un largo etcétera.

Y como colofón, no se podría haber encontrado mejor lugar para la estatua de nuestro san Pedro de Alcántara que el rebaje del esquinazo de Santa María, bajo su impresionante torre de esquina.