«Cuando nuestra regulación es tan detallista que tocar un edificio se convierte en algo extraordinariamente caro y tedioso, acaba sucediendo que por ese celo de protección el patrimonio se pierde y se deteriora». El alcalde, Luis Salaya, se refería en declaraciones a este diario, efectuadas días después de la presentación de la revisión, al principal problema que debe resolverse con el nuevo documento: que la protección y mantenimiento del bien inmueble esté garantizado, pero sin que esto suponga que sea imposible su ocupación o que no sea a un coste tan elevado que lo haga inviable para muchos.

La aprobación definitiva de la revisión del plan será una de las principales decisiones que Salaya tendrá que adoptar en su mandato. La previsión que maneja es que a finales de 2021 o principios de 2022 pueda estar en vigor. De momento el próximo año «va a estar dedicado casi entero al proceso participativo», comentó el regidor, que recordó que ya se han mantenido contactos con vecinos, colegios profesionales, empresarios y asociaciones. Salaya abogó por lograr un documento normativo que «permita convivir con el patrimonio y que no impida que pueda haber negocios o viviendas reformadas porque entonces nos encontraremos que solo tendrán capacidad las grandes cadenas hoteleras o empresas».

«Necesitamos tener muy definidos los criterios -de usos y elementos a conservar y de protección de cada inmueble- para que cuando alguien quiera intervenir que tenga muy claro qué se puede hacer», reiteró el alcalde, que insistió en que el objetivo del plan es también dotar a la zona de «unas infraestructuras mínimas» y de acceso a servicios.

Salaya reconoció que sigue faltando aparcamiento y que las propuestas que se recogen en el plan se pueden acometer con iniciativas públicas y privadas, «si queremos mantener población, habrá que hacer un esfuerzo, sino los vecinos se van porque la falta de aparcamiento desgasta».

Citó que en calles como Pintores y otras zonas peatonales se ampliarán los usos para favorecer la ocupación de locales. El documento se acabará configurando con las propuestas y alegaciones que se presenten en el periodo de exposición pública tras su aprobación inicial. De esta revisión del plan «saldrá un modelo de ciudad que deberá estar ampliamente consensuado para contar con un casco viejo en el que además de turistas haya vecinos con interés en la recuperación de viviendas».