José Ignacio Sellers Bermejo (Cáceres, 1965) no fue de esos niños que nació con la túnica puesta. Comenzó a gustarle la Semana Santa cuando iba de la mano de sus padres a ver las procesiones. Luego se marchaba con sus hermanos tras ellas, las seguía, le divertían y le sorprendían como a tantos muchachos cacereños de los años 70. Ya formaba parte de la primera promoción mixta del Norba Caesarina cuando se puso bajo las andas de la Oración del Huerto, y casi tres décadas después sigue haciéndolo. Hermano de Batallas, Nazareno, Vera Cruz y Condenado, colabora estrechamente con distintas cofradías. Este ingeniero civil, funcionario de la Dirección General de Carreteras (Ministerio de Transportes) desde 1992, será el pregonero de la Semana Santa 2020. La cita: el 31 de marzo a las 20.00 horas en el Gran Teatro.

--Un ingeniero técnico de obras públicas, amante de su trabajo (nos consta) frente a un pregón: ¿Le ha costado trazar palabras, medir emociones, calcular mensajes y dibujar sentimientos?

--Lo cierto es que está terminado a falta de pulir los últimos detalles. Cuando me comunicaron que iba a ser el pregonero, me vino una tormenta de ideas a la cabeza y le he ido dando forma. Yo funciono mucho por inspiración, en mis continuos viajes por temas de trabajo he dejado fluir esas ideas. Ha sido cuestión de ordenarlas y perfilarlas.

--Se abren las puertas del templo. Ignacio Sellers aguarda con la c</b>ruz guía, encapuchado, porque siempre prefiere vivirlo desde dentro. Detrás, en silencio, las hileras de hermanos de carga y escolta. Huele a flores. Jesús desnudo tiembla a la luz de las velas. Eso es la Semana Santa… ¿Y cómo lo va a explicar en su pregón?

--La Semana Santa es un compendio de varios sentimientos: el puramente religioso sin el cual no tendría mucho sentido; el tradicional, por lo que significa de trayectoria en la vida de cada uno; el estético, por lo que sugieren la música, las flores, los olores, los pasos…; y el social, por lo que supone el reencuentro con los cofrades, siempre especial. Luego hay otra componente: ¿Por qué hacemos esto si acabamos agotados a las doce de la noche? ¿Y por qué nos satisface tanto? En mi caso, porque hacemos sentir emociones a las personas, que rezan, que piden, que lloran, que se sorprenden... Es tremendamente gratificante contribuir a ello. Resulta difícil llevar todas estas sensaciones al pregón, es cierto, pero voy a intentar transmitirlo.

--Lo más complejo para un pregonero es enfrentarse a la pregunta: ¿Qué falta por decir?

--He recapitulado los pregones de años anteriores, los he visualizado, son impresionantes, todos llevan un eje, una línea argumental que les da orden, con unos conocimientos y una calidad de dicción extraordinaria. Sin embargo, voy a tratar de abordarlo desde un punto de vista diferente, he roto esa línea y voy a ofrecer un pregón muy distinto.

--¿Habrá más vivencias personales o más mensajes cofrades?

--Más mensajes muy comunes a todos los que se sienten parte de la Pasión. Quiero llegar a todos.

--¿En quién pensará cuando suba al atril?

--En mi padre, desde luego. También en los más cercanos. Pero el pregón va dedicado a los cofrades. Trataré de devolverles la confianza que han depositado en mí para esta responsabilidad.

--¿Quién es esa persona que le está ayudando sin fisuras?

--Mi mujer, mis hijos y mis hermanos.

--¿Qué supone el peso de un pregón en esta etapa de su vida?

--Mucha ilusión y responsabilidad, pero sobre todo muchas ganas de disfrutarlo. Lo estoy haciendo desde que me lo comunicaron. Disfruto de cada palabra, de cada paso, de cada momento.

--De hecho, usted pertenece a una de las familias más ligadas a la Pasión cacereña: hermanos, padres, hijos, tíos y primos arrimando el hombro a varias cofradías… ¿Por qué?

--Porque nos gustó desde niños, y ello pese a que no vivimos las procesiones desde dentro, sino desde fuera, nos llevaban nuestros padres. La siguiente generación ha seguido el ejemplo, podía no haber sido así, pero les ha gustado y se involucran encantados.

--¿Cree que los cofrades deben tener una mayor implicación todo el año? Usted fue hermano mayor de Batallas, estuvo en la fundación de Jesús Condenado…

--Sí, se puede ayudar estando o no en las directivas. Resulta obvio que tenemos que implicarnos no solo en Semana Santa. De hecho, hay que cultivar cada día la defensa de los valores humanos, se sea o no cristiano, se lleve o no una cruz. Nos iría mejor a todos.

--Tracemos una hoja de ruta para mejorar aún más la Pasión cacereña. Díganos la prioridad.

--Hace poco se ha presentado el colectivo de Jóvenes Cofrades de Cáceres. Hay por tanto sangre nueva, pero hace falta más. Se han perdido las largas filas de capuchones porque se ha perdido esa edad intermedia de los jóvenes hasta que podían cargar, ahora muchos ya lo hacen en distintos pasos. Me gustaría que se recuperaran estos aspectos y para ello se necesita más gente joven. Hay numerosos adultos en la Semana Santa que requerirán pronto un relevo. Sé que es difícil.

--Se carga a hombro, se carga a costal y una nueva cofradía lo hará a costal, pero a dos hombros ¿Es la versatilidad de la Semana Santa una virtud o considera que se pierde identidad?

--Personalmente me gusta la carga a hombro, pero conforme he ido cumpliendo años he aprendido a respetar a todo el mundo. Es cierto que en Cáceres no había carga a costal, pero estos cofrades ya están perfectamente integrados, además tienen el mérito de hacerlo de forma anónima.

--¿Hoy día es fácil ser cofrade en la calle?

--Yo no tengo ninguna dificultad con mis valores, ningún problema. Tampoco lo vas proclamando en cualquier ámbito…

--Las cofradías cacereñas mantienen más de 50 pasos, muchos históricos, de gran valor ¿Cree que se reconoce este mérito?

--Yo mismo empecé a reconocerlo solo cuando lo sufrí en mis carnes como hermano mayor de Batallas. Desde entonces valoro mucho la labor de las directivas de las hermandades. Hay que resolver situaciones que desde fuera no se ven. Es un trabajo impagable.

--¿Cuál es ‘ese momento?

--No puedo elegir uno, imposible, quizás varios. Los inicios de las procesiones siempre me parecen extraordinarios, personas tan distinta unidas por un mismo sentimiento: cuando los hermanos de la Vera Cruz esperamos formando los turnos de carga, cuando sale Batallas, cuando sale Nazareno, cuando sale Jesús Condenado… Simplemente hay que vivirlo.