La humanidad es seguramente la condición que más caracteriza a Francisco José Alvarado, de 28 años, natural de Montánchez, que representa a Cáceres en el certamen Mister Gay Pride España, cuya final al cierre de esta edición seguía disputándose anoche en la Puerta del Sol de Madrid. Fue quizá esa humanidad la que llevó a Fran a ejercer la medicina. Lo hace como médico de familia en el Hospital del Escorial y en el centro de salud de Lavapiés. «Mi gratificación es la de poder ayudar a la gente», comenta mientras habla de una profesión, la suya, que a su juicio está «bombardeada por el Doctor Google. Hay pacientes que llegan a la consulta con un diagnóstico previo que han leído en internet y a veces desconfían del médico».

Pero es además el médico un profesional «al que se le exige mucho porque es la figura pública de un sistema sanitario que pese a ser de los mejores del mundo, está cada vez peor, por los recortes, por la falta de personal, por la obligación -recuerda- de tener que atender a un paciente cada seis minutos...»

Aún así su vocación es su mayor recompensa. Acabó la carrera en 2013, se preparó el MIR, estuvo cuatro años de residente y desde mayo ejerce la especialidad. Su padre vive en Valencia y el resto de su familia en Montánchez, así que pensó en instalarse en Madrid como punto medio. También, reconoce, «porque desde el punto de vista de la homosexualidad Madrid es un sitio más abierto que otras ciudades».

¿Cómo ha vivido él su condición? «Cada vez hay más visibilidad, pero no es directamente proporcional a la tolerancia y el respeto. Hay agresiones, fobias y la discriminación sigue sin erradicarse». Lleva razón; no hay más que echar un vistazo a las noticias para darse cuenta. Hace poco una chica transexual de 23 años, fue insultada y agredida cuando caminaba por el barrio madrileño de Malasaña. Un hombre de 50 años le espetó: «Maricón, vete del barrio», y le propinó tres puñetazos en la cabeza.

¿Sufrió Fran discrimación? «Sobre todo en la infancia, aquello que te decían ‘el mariquita del pueblo’ o el que ‘juegas con las niñas’. Sin embargo, esa discriminación se supera según gestiones tu forma de ser y tu entorno». ¿Y cómo lo gestionó Fran? «Al principio tienes ese miedo de que la gente te tache de homosexual y aparece la negación, no te reconoces siendo gay por la presión social, no ves esa referencia y lo pasas mal. A los 14 años hablé con mi educadora social, le dije que los chicos me atraían sexualmente y las chicas sentimentalmente. Ella me explicó que cuando algún chico me atrajera sexualmente y también sentimentalmente acabaría aceptando mi homosexualidad». Bonita lección, que esto no es ni vicio ni enfermedad, que esto es amor y libertad.

Fran tuvo la fortuna de recibir el apoyo de su familia, sus amigos y compañeros de profesión. Ahora, aquí lo vemos, presentándose al certamen Mister Gay Pride, tras superar galas y un casting. ¿Por qué lo hace? «Desde que llegué a Madrid toda mi labor humanitaria como médico ha ido creciendo exponencialmente en las redes sociales con mensajes de muchos chicos que me contaban su caso, sus problemas y yo les contestaba que nunca se sintieran solos ni aislados. Me pareció que un certamen de este tipo era una gran ventana para ayudar a la gente. Y así lo hice, representando, además, a Cáceres, a mi tierra, donde se ha desarrollado mi carácter y mi personalidad».

Aún hay ocho países en el mundo donde el castigo por tener relaciones sexuales con una persona del mismo sexo es de pena de muerte, y en otros 72 puedes acabar en la cárcel desde unos pocos meses a cadena perpetua. Afortunadamente personas como Fran hacen posible que al lado de nosotros brille el arcoiris.