Carlos Fernández rehabilitó su casa de la calle Arco de España hace una década e instaló tuberías de polietileno. El pasado febrero le cambiaron el contador y para su sorpresa le avisaron de que el tramo que venía de la calle era de plomo. Llamó inquieto a Canal de Isabel II. «Me comunicaron que la red principal es de fundición gris, pero desconocían el material de la acometida. Al hacer una cata, vieron que existen unos tres o cuatro metros de plomo desde mi casa a la general», cuenta. Por su condición de Químico decidió analizar el agua de su casa, que arrojó una presencia de plomo de 83 ug/l, muy por encima del límite de 10.

«No queremos alarmar, pero conozco el problema del plomo y es importante. Aunque algunas viviendas no llegan al límite, hay plomo en la red, prohibido hace décadas», subraya. Carlos forma parte del grupo de trabajo creado por los vecinos para esta cuestión, donde temen que la parte antigua no figure siquiera en los planes de renovación de redes.