Antonio Bonilla acude a Aftea desde hace varios años. A su hijo Andrés, de 10 años, le diagnosticaron el trastorno del espectro de autismo con solo 20 meses. "Al principio cuesta porque es todo nuevo, pero poco a poco te vas haciendo con la situación y se lleva mucho mejor, sobre todo cuando el niño se va haciendo más mayor", explica. Andrés recibe tratamientos de atención temprana y de terapia ocupacional. Antonio indica que el hecho de compartir estas actividades con otros niños de su edad hace que todo sea mucho más fácil.

A su vez, está muy ilusionado con el nuevo centro que el colectivo Aftea construirá en Mejostilla. "Estuvimos en el local de la plaza, en el Nuevo Cáceres y ahora vendremos aquí. Estos centros en la ciudad son muy necesarios para todas aquellas personas que sufren este tipo de trastorno", afirma.