El acusado reconoció haber agredido con su navaja, "pero sin intención de matar", al fallecido, a cuya familia, con lágrimas en los ojos, pidió públicamente perdón y aseguró: "Si pudiera dar mi vida por la suya lo haría sin dudarlo".

Los guardias civiles que declararon en la vista manifestaron haber notado al acusado "muy afectado y preocupado, repitiendo constantemente la frase Dios mío, qué he hecho, he destrozado a dos familias".

Hace casi un año que el acusado está en prisión, "en la enfermería y con continuo tratamiento por su estado", precisó el abogado defensor.