No hay que adentrarse demasiado en Aldea Moret para encontrar a una de las 100 familias que viven en situación de pobreza. Y no hace falta vivir bajo el puente ni ser un sin techo para cumplir este perfil. La Unión Europea considera pobres a todas aquellas "que se sitúan económicamente por debajo del umbral del 50% de la renta media disponible en España", o lo que es lo mismo, las que viven con menos de 13 euros (2.163 pesetas) al día.

Pero la realidad supera a las estadísticas. Ni Fátima, una mujer de origen marroquí de 45 años en paro, ni Elo, de 35, ama de casa enferma, saben cómo llegarán a la hora de comida. "Ni siquiera sé lo que es comenzar el mes", asegura Elo. Vive en el Cerro de los Pinos y tiene tres hijas de 13, 12 y 11 años. Su marido, de profesión obrero, dejó de cobrar el paro hace dos meses y llevan sin pagar el alquiler del piso de 18 euros (3.000 pesetas) hace más de un año.

POCA SOLIDARIDAD

Los apoyos familiares y los alimentos de una vecina hacen posible que algo de comer entre en casa. "La solidaridad es poca. En el barrio hay mucha gente en la misma situación que no se atreve a pedir ayuda por vergüenza", señalan Elo y Fátima. Ellas también han perdido sus esperanzas en las instituciones. Han renunciado a solicitar subvenciones porque los trámites duran mucho: "Cuando voy a ver al asistente social, me dice que haga los papeles pero que tardarán seis meses en concederme la ayuda", dice Elo.

Salir a disfrutar con sus hijas no se incluye entre sus hábitos y, en el caso de Fátima, el sueño de conseguir un trabajo va quedando más lejos por la edad. Está separada y vino a Cáceres tras dejar un trabajo como limpiadora en una empresa madrileña de Arganda del Rey.

Duda cuando responde a la pregunta de si volvería a su vida anterior: "Mi marido no me pasa la pensión y ya no puedo pagar las 17.000 pesetas (102 euros) del alquiler",. Le concedieron una vivienda social en la calle Juan García y se quedó fuera de la lista para el Nuevo Cáceres. Ahora vive en un bajo y está harta de los gamberros de la barriada.

Elo y Fátima son las dos caras de la pobreza cacereña, la punta de un icerberg silencioso en Aldea Moret. Allí hay más de 100 familias intentando no sucumbir a ella.