El Archivo Histórico Municipal de Cáceres ha ido dando tumbos por la villa desde la Edad Media. Los primeros documentos posiblemente se guardaran en una casa influyente hasta pasar al primer edificio del concejo, en la plaza Mayor, destruido en 1397 por la invasión portuguesa. A final del siglo XV se depositaron en el nuevo ayuntamiento adosado a la muralla, ya en el siglo XIX se trasladaron al palacio de la Generala y en 1869 al nuevo ayuntamiento, donde un siglo más tarde se mudaron a un falso techo. Por fin en el 2003 se estrenaron las modernas instalaciones del Palacio de la Isla. Y hoy, muchos de esos manuscritos, cartas plomadas de gran belleza, ordenanzas, leyes, pleitos y expedientes están también en casa de los cacereños.

La herramienta que lo ha democratizado todo, internet, ha hecho posible que la historia local sea también la historia de todos, que pueda consultarse desde la oficina o el sofá. El Archivo Municipal, de especial riqueza por la antigüedad de esta ciudad y por el rico legado que han dejado sus habitantes, está acelerando desde 2014 la digitalización de sus fondos, un proceso que atraviesa ahora una etapa realmente fructífera. Los numerosos documentos ya tratados pueden consultarse en la web del propio archivo (‘http://archivo.ayto-caceres.es/’).

El hombre que tiene estos tesoros en sus manos, que aprecia la belleza del papel antiguo, de las letras góticas y de las mil historias del concejo se llama Fernando Jiménez Berrocal. Es el responsable del archivo, y desde que desembocó en el Palacio de la Isla su afán ha sido divulgar los contenidos para que de verdad la ciudad conociera y disfrutara de su pasado. La digitalización de los fondos también permite que los investigadores de numerosos países, que continuamente quieren asomarse a estos legajos, puedan hacerlo ya sin temor a dañarlos. Pero ha sido un proceso muy largo al que todavía le queda bastante recorrido.

Los fondos llegaron al Palacio de la Isla en 2003, muchos envueltos en pósters de Los Brincos y Los Bravos, o atados con cuerdas. Aquello era un almacén, no un archivo. «Había que catalogar siete siglos de documentos, papel por papel, desde el más antiguo, un privilegio fechado el 18 de mayo de 1258 en Olmedo (Valladolid) y firmado por el rey Alfonso X», explica Jiménez Berrocal. Finalmente, con el respaldo de los distintos concejales de Cultura y el refuerzo de personal, diez años después se presentó el inventario de todos los fondos: 23.000 expedientes ordenados y 44.738 fotografías.

FONDO MEDIEVAL / Y seguidamente, en 2014 comenzó la segunda fase: la digitalización de los fondos y su incorporación a la web. Primero se subió la sección más sensible, la más delicada, especialmente valiosa y demandada por los investigadores: el Fondo Medieval. «Consta de 145 documentos, la mayoría en pergamino, que van de 1258 a 1535», precisa el historiador. Hay auténticos tesoros, como una carta plomada de Fernando IV que concedía a Cáceres las rondas de la villa en 1303, o un acta del juramento de Isabel la Católica en el Arco de la Estrella (1477), prometiendo guardar los fueros, privilegios y libertades del concejo, y aprobando sus ordenanzas.

A continuación se han digitalizado todos los vecindarios y padrones del archivo, «un trabajo ímprobo», afirma Jiménez Berrocal. Ya están detallados en la web, con accesibilidad universal. Y seguidamente le ha llegado el turno a la joya del Archivo Histórico Municipal de Cáceres, el Libro Becerro, que recoge una copia de todos los documentos existentes en Cáceres desde el siglo XIII al XVI, es decir, custodia los fondos de mayor relieve generados por el concejo desde la Edad Media. «Es un libro único, manuscrito principalmente en letra gótica cursiva castellana, un códice encuadernado a principios del siglo XVI», detalla Jiménez Berrocal. Estos libros de copias existían en familias nobles, monasterios, villas... El de Cáceres resulta tremendamente valioso porque permite saber cómo se desarrolló el concejo (cuentas, propiedades, derechos...).

Paralelamente se ha digitalizado el Catastro del Marqués de la Ensenada (Libros de Seglares, de Eclesiásticos y Respuestas Generales), otra joya ya accesible en la web. Se realizó entre 1749 y 1751 para instaurar el impuesto único de los Borbones, y detalla de quiénes eran las tierras del concejo.

También está ya listo el Libro de Ordenanzas, otro de los grandes lujos del archivo, solo pendiente de incorporarse a la web. Se trata de un compendio de todas las normativas municipales recopiladas en 1569, que permitían que funcionara la villa: ordenanzas de la cal, de la basura (prohibía tirarla en la calle y había que llevarla a los muladares y estercoleros fuera de la muralla), del fuego (la prevención en los montes), de las hortalizas, de los recatones (comerciantes que regateaban), del vino o del Marco (había turnos de riego en las huertas). Tiene 400 páginas encuadernadas en pergamino.

Además se encuentra ya en formato digital todo el fondo fotográfico (44.738 imágenes), pero en este caso debe consultarse en el Palacio de la Isla, porque de momento no se sube a internet.

«Ahora estamos centrados en la parte cartográfica, en la digitalización de planos, expedientes de obra, croquis, etc... Se trata de otra sección muy interesante y por eso será la siguiente en ser divulgada a través de la web», anuncia Jiménez-Berrocal. Además, mediante el proyecto DUSI, financiado con fondos europeos, comenzará pronto la digitalización de todos los libros de actas y acuerdos de Cáceres, desde el siglo XVI hasta 1975.

«Vamos a seguir avanzando para divulgar los contenidos. Nuestra obligación es crear un archivo moderno, universal, del siglo XXI, a disposición de cualquier ciudadano del mundo, como servicio público que es», concluye Jiménez Berrocal. Lo dicho. Una historia de todos, pero también para todos.