Después de una noche de música y lleno completo, el festival Womad muestra su cara de día. Las calles del Cáceres más antiguo vuelven a llenarse de gente que disfruta de nuevo con los conciertos, las cocinas del mundo o los talleres.

De camino a estos lugares, se podía ver ayer en la puerta del Gran Teatro a padres como Manu y Marta que esperaban con sus niños y niñas para poder participar en los talleres infantiles. "El Womad me parece algo fantástico, pero debería haber mejor información porque no se ha dicho nada de los cupos en los talleres infantiles y ahora estamos aquí esperando. Debería haber más talleres infantiles repartidos por la ciudad, porque son creativos y diferente a lo que habitualmente pueden hacer".

Ya en la plaza y en primera fila del concierto de Los Alienígenas, Antonio, Fernando, Alfredo, Mario y otros amigos bailan y cantan con sus caras pintadas. Estos chicos, llegados de Córdoba un año más para este festival, pintan las caras de todos los que se acercan, como les ha ocurrido a Mercedes y Alicia, que se unen a ellos para disfrutar de la fiesta.

Mercedes viene de Madrid expresamente para disfrutar del Womad que quiere que se mantenga "en la parte antigua, porque en el ferial no era lo mismo". Alicia es una cacereña que ha asistido a las 17 ediciones del festival y que reclama que no se mezcle con el botellón , porque "hay quienes queremos disfrutar de la esencia del Womad y no tener que aguantar siempre a quienes solo piensan en el botellón ".

En las últimas filas del concierto, Nacho baila con su niña Vega en brazos, una pequeña con mucho ritmo. Ambos han venido de Avila para ver el festival, que Nacho quiere que su hija viva porque "esta música y estas actividades ayudan a conocer otras culturas y además las hay para todas las edades".

Espacios de encuentro

La plaza de Santa María es en Cáceres lugar de paso y punto de encuentro y, cómo no, en los días del festival aún más. Allí, junto a puestos que venden diversos artículos y prendas, Juan Luis, un joven cacereño, se ha unido a un grupo de chicos de diferentes puntos de la geografía nacional e internacional que tocan timbales y hacen malabares.

Para Juan Luis, el festival Womad es una "oportunidad única para los cacereños de disfrutar de conciertos de la categoría que aquí vemos y de desconectar de lo que es habitual en la ciudad". Para este chico, el festival no debe desaparecer de la ciudad, porque además es una baza muy importante para la capitalidad cultural de Cáceres.

En el recorrido por los escenarios del Womad, Yolanda, Loli, Alicia y Conchi se han detenido en la plaza de San Jorge, donde la música de Josh Dion les ha hecho detenerse porque están "enamoradas de la plaza y de ese grupo". Yolanda lleva cinco años viviendo en Cáceres y es la anfitriona de sus amigas que vienen por primera vez al festival, del que dicen que "tiene un ambiente revitalizador, pero le sobra el botellón". Para Yolanda el Womad sigue siendo alucinante y este año parece acercarse a lo que era antes.