Estaba loco o tenía sus facultades mentales intactas Issam Ghayour cuando degolló a su novia con una navaja el 20 de mayo del 2006 en un piso de Hernán Cortés? A esa pregunta se enfrentan los 11 miembros del jurado popular, cuatro mujeres y siete hombres, ante el que se juzgó ayer en la Audiencia por asesinato con alevosía y ensañamiento al marroquí de 27 años que acabó con la vida de la casareña Antonia Pérez Moreno, de 37 años, causándole hasta 16 heridas. Los forenses aseguraron en el juicio que el procesado "sabía lo que hacía".

Ghayour, que tras la agresión se entregó en la calle a un policía local aquel mismo día confensando el hecho, declaró ayer en la vista oral, con un pobre castellano, que no se acordaba de lo que ocurrió en la habitación aquella fatídica tarde ya que, dijo, "estaba drogado y había bebido alcohol". "No sé cómo pasó eso", afirmó. Tampoco recordaba cómo sacó la navaja, pero sí dijo que ella (su novia) "no pudo ver que la sacaba".

Declaró que cuando llegaron a la habitación, no discutieron, se tumbaron en la cama, intentó hacer el amor con ella pero que no pudo y del resto no se acordaba. Sí recordó que intentó tirarse por la ventana después de matar a la mujer "porque quería morir", pero "no fui capaz", afirmó, y que corrió a la calle.

Tras su declaración, testificó la madre de la víctima, Ascensión Moreno, quien confirmó que su hija mantenía aún la relación sentimental con el acusado cuando éste la mató, que se habían separado un mes porque él se fue a Marruecos a terminar el Ramadán y como no tenían dinero dejaron de vivir juntos pero seguían viéndose.

La respuesta a la pregunta de si era consciente o no de lo que hacía el acusado será determinante para enviarle a la cárcel, las acusaciones piden para él entre 23 y 25 años de condena --la fiscalía aumentó en un año la petición de pena al incorporar el agravante de parentesco--, o a un psiquiátrico.

La defensa del procesado, que sigue reconociéndose autor del crimen, alegó enajenación mental, lo que le eximiría de responsabilidad criminal. "La prisión no es un sitio para él", aseguró su abogado, Fernando Agorreta. Este reconoció en sus conclusiones definitivas la alevosía y modificó la calificación de los hechos de homicidio a asesinato.

ANALISIS PSIQUIATRICO Los forenses concluyeron que Ghayour "sabía lo que hacía" cuando mató a Antonia Pérez. "No hemos hallado anomalías en el acusado que anulen la capacidad de saber lo que hace", ratificó el director de Instituto de Medicina Legal, José María Montero. Aclaró que el procesado sufre un trastorno paranoide de la personalidad pero que no le altera la consciencia. Diferenció entre el "psicópata", que controla lo que hace, y "psicótico o paranoico", que es el enfermo mental que actúa inducido por su dolencia. El forense encuadró al procesado en la definición de psicópata. También matizó que el consumo de drogas no había influido en el hecho.

Otras de las cuestiones claves es si el acusado se ensañó con la víctima. La fiscalía y las acusaciones particulares entienden que sí por las múltiples heridas que presentaba el cadáver, hasta 16. La principal fue un corte de 130 milímetros de largo de izquierda a derecha del cuello que le seccionó la traquea y el esófago.

Tenía otras heridas satélites en el cuello, el tórax y brazos y murió desangrada. "No tuvo oportunidad de defenderse", aseguró un inspector de la Policía Científica, porque el ataque, por detrás, "le cogió de sorpresa". La navaja tenía 8,5 centímetro de filo, "relativamente pequeña para los daños ocasionados" por lo que los peritos policiales concluyeron que el acusado "tuvo que aplicar mucha fuerza".

En la causa se ha personado como acusación el Instituto de la Mujer. Asimismo, la acusación particular que ejerce la madre de la víctima representada por la letrada Marisa Tena, está sustentada por el Ayuntamiento de Casar de Cáceres y la asociación Malvaluna. El juicio finalizó por la noche a la espera de la deliberación y el veredicto del jurado, que se espera que se dé a conocer hoy.