Las alarmas de los coches de policía por el Paseo de Cánovas alertaban ayer a los ciudadanos de que algún suceso relevante ocurría en la zona. Cuando pararon a las puertas de la sucursal del Banco Santander en Cánovas, casi esquina con la avenida Virgen de la Montaña, se extendió la hípotesis entre los transeúntes de que había ocurrido un atraco.

Sin embargo, no fue así. Nadie había intentado ningún robo. Según fuentes de la Policía Nacional, alrededor de las 13.00 horas, un varón, del que no ha trascendido la edad, intentaba autolesionarse en el interior de la entidad bancaria. El desencadenante del suceso fue que el hombre, cliente del banco, había pedido un adelanto de su prestación o fuente de ingresos habitual, sin que la entidad financiera accediera a efectuarlo. Ante esta negativa, el hombre intentó quemarse la ropa que llevaba, en un gesto desesperado.

Hasta el lugar de los hechos se desplazaron indicativos de Policía Nacional. El hombre declinó pronto su actitud y no hizo falta la intervención de los servicios sanitarios, ya que no había conseguido lesionarse.

Así mismo, la policía no estimó oportuno la detención del varón, ya que consideró el suceso un acto de llamada de atención que no tuvo más consecuencias.

Este periódico consiguió hablar con la directora de la sucursal bancaria, que no quiso hacer declaraciones. A los pocos minutos del suceso, la entidad recobraba la normalidad, así como el Paseo de Cánovas.