Hace unos días falleció Lucio (yo le solía llamar Luki), amigo de adolescencia y juventud en el seminario de la antigua avenida de los Quijotes. En la década de los setenta pasamos muchos ratos juntos en el recinto del Seminario. Son muchas las anécdotas y sucedidos que se me vienen a la memoria de aquellos años, para nada traumáticos, a pesar de la situación concreta de la vida en los seminarios de entonces.

Formábamos un grupo de cuatro que solíamos ser casi inseparables. Recuerdo que nos poníamos nombres de grupos de cuatro (ahora que lo pienso no de grupos de santos, que podría haber sido...). Recuerdo perfectamente la época de los nombres de los Beatles, o de los protagonista de la serie famosa de entonces ‘Los Hombres de Harrelson’. Cosas de adolescentes, imagino.

Veo a Lucio corriendo por la banda derecha del campo de fútbol del Seminario, imitando a su ídolo Ufarte y con su camiseta a rayas blancas y rojas del Atleti. Los equipos los formábamos los del Madrid por un lado y por otro los de los restantes (Barsa, Atleti…). Estos recuerdos son muy vivos, porque el campo de fútbol era lugar de visita diaria. Cantidad de veces con barro hasta los tobillos, que cuando se secaba aparecían unos hoyos súper peligrosos. Pero allí estábamos, no podíamos faltar, era nuestra vida.

Recuerdo a Lucio después de las comidas, jugando al tute con Ramón de compañero inseparable, con su cigarro en los labios y soltando tacos (no muy gordos) pero que a mí me ‘escandalizaban’ porque un buen seminarista no los debía decir.

Lo veo las tardes de los domingos, paseando por el campo de fútbol, o sentados en algunas de las ventanas de edificio con nuestro pequeño transistor escuchando ‘Carrusel Deportivo’. Era importante saber lo que hacían nuestros ídolos: Adelardo, Asensi, Benito o Amancio. Comenzaban a televisar algunos partidos las tardes de los sábados y fueron muchas las visitas a los superiores para poder ver esas retransmisiones.

Cuando rememoro estos recuerdos, se me vienen a la cabeza cantidad de anécdotas de la vida del Seminario de entonces y que darían para muchas ‘Miradas’. Quizás en alguna celebración del Seminario volvamos sobre ellas.

Basten éstas para recordar a Lucio y confirmar que aunque ya no esté, su recuerdo queda marcado en muchas personas, yo entre ellas.