El sábado, el Auditorio de Cáceres presenciaba el II Festival del Cante de las Minas de Aldea Moret. Un acto en el cual se aprovechó para rendir homenaje a algunos de los veteranos mineros de Cáceres y que este año recayó en cuatro de ellos. El flamenco comenzaba en la tarde noche cacereña en forma de baile. Maite Olivares interpretaba por tientos, con la única ayuda en su cuadro, de la voz de Juan Manuel Mora y el toque de Flavio Rodrigues. Remate por tangos y primera ovación del respetable.

Eugenio Cantero aparecía en el escenario, junto a él la guitarra del Cascarilla. El cantaor agradeció a instituciones y empresas colaboradoras, para comenzar su actuación con aires mineros. Eugenio pidió la presencia de parte del grupo de Raquel Cantero. El cante por guajiras, se vio arropado por las palmas de César y Mirian y la percusión de Alejandro Peralta. Letras del cantaor, que evocan a Extremadura y que calan en un sector del público. Para finalizar, Eugenio interpretó unos animados tanguillos, este último estilo, el único que interpretaría esta noche y que no está recogido dentro de su trabajo discográfico ´De la copla al cante´.

Como se anunciara al inicio del festival, la cantaora Felisa Rodríguez, ´Niña de Talavera´, aquejada de problemas físicos, no estuvo en la noche flamenca. Para ello, la organización contó con la cantaora cacereña Raquel Cantero. La cantaora, que viene de hacer un buen papel en el Concurso Flamenco Puerta de Alcudia, fue recibida con cariño por el público. Con la guitarra de Andrés Díaz Cascarilla, nuevamente, interpretó por malagueña, como cante inicial de su actuación. No podían faltar, como, la propia Cantero indicó, un cante extremeño en la voz de una artista extremeña. De esa manera, Raquel cantó por jaleo, acompañada también por César, Mirian y Alejandro, en el compás. Un ramillete de tangos para despedir su actuación, pero los aficionados quisieron que siguiera y la Cantero hizo bis por fandangos, dejando más que complacidos a los asistentes.

En el supuesto ecuador de la noche, se entregaron las placas de homenaje y reconocimiento. Subieron al escenario los homenajeados entre los aplausos y emoción de familiares y amigos asistentes. Quizás la organización debiera pensar en hacer la entrega al inicio o final del espectáculo, pues algunos fueron los que abandonaron sus localidades, quedándose sin ver y dificultando la visión a los demás, del segundo baile de Maite Olivares. Un baile por soleá y rematado por bulerías, que servía de antesala a la actuación del cantaor Calixto Sánchez.

Por martinete y toná, de pie y bajo la atenta mirada del buen guitarrista Manolo Franco, sorprendió Calixto desde el escenario. Impecable la ejecución y la voz del artista, que prosiguió con cantes mineros. Su poder didáctico lo utilizó Calixto Sánchez, para explicar como él sabe, el por qué de una letra de Antonio Machado, que ejecutó maravillosamente por milonga. ´La Lola se va a los puertos´ en las alegrías, donde Manolo Franco fue ovacionado una y otra vez en su acompañamiento. Una guitarra limpia sabia. La despedida del maestro fue por bulerías, donde Calixto, en su forma personal de interpretarlas, nos volvió a desgranar varias historias en esas bulerías cancionadas.

Así concluyó una bonita noche de homenajes, con sabor minero y flamenco.