Los hortelanos de la Ribera del Marco no olvidan el 5 de noviembre de 2006. Ese día, un desembalse del Guadiloba, que tuvo que abrir sus seis compuertas, inundó sus huertas y causó cuantiosos daños. Se perdieron animales, maquinaria, cercados y la tierra de muchas huertas. No se perdió una vida, la de Antonio Leal, porque pudo ser rescatado por los bomberos después de permanecer más de tres horas atrapado en el agua.

Pasado el susto inicial, y con las aguas de nuevo en su cauce, los hortelanos se dieron cuenta de lo que habían perdido. El gobierno municipal les prometió ayuda. Los concejales José Joaquín Rumbo y Santos Parra visitaron la zona y se comprometieron a estudiar el caso. "El señor Saponi nos ofreció ayuda humana y material" dice Antonio Leal. "Después de la riada ni nos recibió --continúa--. Por lo menos intentamos verle en cinco ocasiones, y nunca pudimos". Leal confía en que el nuevo gobierno municipal atienda sus reclamaciones. "Doña Carmen Heras ha tenido por lo menos la delicadeza de recibirnos", dice. "Le hemos pedido recuperar al menos parte de lo que perdimos. La alcaldesa nos dijo que le diéramos un tiempo de plazo y en esas estamos", concluye.

LIMPIEZA INSUFICIENTE A lo largo de este último año, la única actuación que los dueños de las huertas han visto en la zona ha sido la limpieza del cauce que una máquina ha llevado a cabo hace un par de semanas. La máquina llegó un lunes por la tarde y el lunes siguiente se marchaba. Pero los afectados no están conformes en cómo se ha hecho la limpieza. Se quejan de que el trabajo no se ha completado porque quedan cañaverales que pueden retener el agua y porque no se ha aprovechado la actuación para dar más anchura al río en una zona en la que era posible hacerlo. En opinión de Antonio Leal, "dejarlo así es arriesgarse a que con una nueva riada el agua vuelva a causar estragos".

Varios hortelanos consultados opinan lo mismo, aunque también hay quien cree que el problema no es tanto la limpieza del cauce como la forma de desembalsar el agua. Es el caso de Fidel Pavón, que tiene una huerta de la que se ocupa con su mujer. "Si viene el desembalse como vino la vez pasada, esté como esté el cauce de limpio, el agua se lleva lo que sea. Si abren las seis compuertas como abrieron el año pasado, volverá a pasar lo mismo", afirma convencido. Fidel y su mujer perdieron un gallo, unas gallinas, la alambrada y lo que tenían sembrado.

EL PERIODICO se puso en contacto a lo largo de la pasada semana con la Confederación Hidrográfica del Tajo para consultar si los trabajos se daban por terminados, pero en el momento de escribir estas líneas no se había obtenido respuesta.

Un equipo de este diario pudo comprobar que aguas abajo de la planta depuradora hay restos de alambradas y materiales diversos acumulados. En opinión de Leal, eso también puede ser peligroso "porque podrían ir aguas abajo hasta el puente de la carretera de Torrejón en caso de una nueva riada".