Antes ser camarero y servir una terraza era una profesión. "Ahora lo hace cualquier estudiante para sacar un dinero extra". Así lo afirman algunos hosteleros cacereños consultados por este diario, preocupados ante la falta de profesionales para atender las 140 terrazas que se han abierto este año. La fuga de personal a la costa, donde los sueldos son mayores, y la pérdida de profesionalidad en el sector están afectando a los negocios. "Desde hace seis años la situación va a peor. Los camareros de siempre no quieren volver a los bares, y los nuevos no tienen formación. Muchos prefieren organizarse con su personal fijo y atender la terraza como pueden", explica César Vicho, secretario de la Asociación Empresarial Cacereña de Hostelería y Turismo (Aecathur).

"No encontramos a nadie preparado para atender las mesas, resulta muy difícil. Tienes que acabar contratando a gente que no conoce el negocio, y esto no es bueno ni para nosotros ni para el turismo", señala el titular de un bar del casco viejo. ¿La razón? Los camareros afirman que se paga muy poco a cambio de estar todo el día con una bandeja sorteando mesas, y los empresarios hablan de un cierto descenso de las ganancias por la proliferación de terrazas en toda la ciudad. "La gente toma refrescos y cervezas, pero come menos en las mesas, el gasto es menor que antes", dice otro hostelero.

"Yo siempre he sido camarero y cobraba entre un 18% y un 20% de comisión por las ventas de la terraza. Ahora pagan 30 euros al día, como mucho 50. Si no tuviera mi negocio, me habría ido a la costa hace tiempo, como la mayoría, porque en esas condiciones no se puede trabajar para nadie", indica un joven emprendedor que regenta un bar.

LOS BARRIOS, DE MODA Según los datos facilitados por la policía local a Aecathur, este año han solicitado licencia exactamente 143 terrazas, número similar a otros veranos. Sin embargo, crece el malestar de algunos hosteleros por las tasas. "Yo abono 2.800 euros anuales por 15 mesas en la avenida de la Montaña, ¿cómo es posible que en San Juan paguen 400 euros por 8 mesas, teniendo además todo el turismo?, pregunta Carlos Rodríguez, titular del bar Zeppelin.

Las tasas varían en función de la importancia de la calle y la zona. El problema estriba en que las grandes terrazas del centro ya no atraen el mismo público. "Ahora tienen éxito los veladores de barrio, en Moctezuma, Nuevo Cáceres, Eroski... La gente se toma el refresco junto a su casa y ya no se desplaza al centro", explica César Vicho tras pulsar la opinión de varios hosteleros. Pero es que además estas terrazas suelen ser más baratas por su situación. "En La Mejostilla yo pago 780 euros por sacar 20 mesas", indica un empresario.

NO AMORTIZAN De hecho, según el secretario de Aecathur, algunas terrazas de las zonas más costosas, por ejemplo la avenida de Alemania, no se han instalado este año por las tasas. "Sólo a refrescos y cervezas no amortizan, no merece la pena".

Otros no han solicitado los permisos porque no podían cumplir la nueva ordenanza reguladora de las terrazas, de junio del 2005, que prohibe el mobiliario con publicidad y exige una gama de colores, entre otros requisitos de espacios, limpieza y ruidos. "Un juego de diez veladores de mimbre o aluminio cuesta más de medio millón de pesetas", explica un hostelero. En concreto, algunos bares de Nuevo Cáceres han decidido abstenerse, pero después han visto con sorpresa cómo se colocaban terrazas con publicidad a su lado y ahora no tienen plazo para pedir su permiso. "¿La instalamos y nos arriesgamos a una multa?", inquiere uno de ellos.

En este sentido, el concejal de Seguridad Ciudadana, Santos Parra, ha anunciado EL PERIODICO que serán flexibles para dar un margen a los negocios, pero que a partir del próximo año se exigirá el cumplimiento de la normativa. "Además, antes de imponer sanciones, la policía local recorrerá los bares para recordarles la obligación de abonar las tasas aunque sea tarde", dijo.