La huella de frenado permitía ayer dibujar su recorrido: discurría visible desde la carretera, se adentraba en la primera isleta ajardinada (la que muestra la foto), cruzaba la acera y terminaba sobre la segunda isleta, con un hueco profundo en la vegetación. En la acera, restos del bordillo y el suelo levantado donde antes se encontraba el parkímetro.