1,342 kilos. Es el peso de uno de los tomates de gran tamaño que César Jiménez cultiva en su huerta. Este cacereño de 42 años, jardinero de profesión, lleva alrededor de uno sembrando esta hortaliza con las semillas utilizadas antiguamente por los agricultores de la Ribera del Marco.

La huerta de César se encuentra próxima a la carretera de Monroy y al polígono ganadero, en uno de los extremos de la Ribera del Marco. El hortelano explica que hace un año perdió la cosecha y su padre Juan recibió de José Villalba, otro agricultor de la zona, las antiguas semillas del Marco que han dado lugar a la existencia de estos tomates tan grandes. "No tienen ni fertilizantes ni abono. 100% natural y ecológico", matiza César. Junto a su padre, lleva cerca de 15 años dedicándose al cultivo de la tierra, ya que para ellos es como un "hobby " que cuidan y miman a diario. En su huerta también pueden encontrarse patatas, calabacines, berenjanas, pimientos, pero reconoce que "no son tan grandes" como sus tomates, que no tiene pensado poner a la venta.

Intentos de recuperación

Los productos de César Jiménez son un claro ejemplo de la intención por recuperar los cultivos tradicionales de la ciudad de Cáceres. Precisamente, el ayuntamiento ha perseguido este objetivo con la puesta en marcha del Centro de Referencia de Horticultura de la Ribera del Marco, Hortolab , iniciado el pasado mes de diciembre y situado en el antiguo caserón de la Huerta de Carvajal. Allí, el consistorio ha cedido parcelas para ser cultivadas por quienes lo deseen. Se ha creado, también, un pequeño sistema de regadío con canales que llegan a todas las huertas. Además, el laboratorio hortícola permite experimentar y mejorar en las técnicas de agricultura ecológica, para recuperar las semillas de especies autóctonas de la Ribera y así reimplantarlas. César en eso ya es un pionero.