Miguel y Antonio son dos niños que han elegido pasar un verano diferente al resto y para ello han optado por Huerto escolar , el campamento que desde hace tres años organiza la Universidad Popular de Cáceres, dependiente del ayuntamiento, en la Ribera del Marco.

La iniciativa tiene como idea fundamental el cuidado de huertos de la Ribera. "Nos encantan todas las actividades, nos divertimos mucho, el huerto y los talleres también nos gustan un montón, pero la piscina es lo que más", aseguran los chavales.

Los participantes pueden realizar actividades variadas, desde el cuidado íntegro del huerto hasta talleres de teatro, plástica o cocina en el que realizan platos con hortalizas que antes han recogido ellos mismos. Cada día un autobús recoge a los 53 escolares para que se den un chapuzón en la piscina hasta las 14.00 horas, cuando acaba la jornada del día. Los más pequeños, de 6 a 9 años, se reúnen cerca de San Jorge, mientras que los mayores de 9 a 12, acuden a Puente Vadillo a realizar las tareas propias del cuidado de la tierra.

La finalidad de este campamento es la relación intergeneracional entre adultos y pequeños. Alejandro Cid es uno de esos adultos que está en contacto con los niños: "Al estar jubilado, esta actividad me distrae, me sirve de terapia. Los niños son muy educados y me gusta establecer relación con ellos", señala.

Pedagógico

Jose Antonio Pérez, director del campamento y que lleva desde hace 25 años al mando de la Universidad Popular, explica que "para la ciudad es un elemento fundamental el mantenimiento de las huertas de la Ribera, para que así podamos contar con una ciudad potente". Pérez, que es licenciado en Pedagogía, dice que "la educación fuera del ámbito académico no es algo nuevo, se remonta al siglo XX, donde ya se proyectaba un modelo educativo fuera del aula".

Según Gertrudis Durán, coordinadora del proyecto, "los talleres tienen buena acogida entre los chicos. Es una experiencia que sastisface a todos, y deseo que se siga ofertando y continúe con la misma acogida que hasta ahora está teniendo", comenta.

Cada escolar tienen un adulto asignado, en el caso que se detecte algún problema, existe la presencia de un monitor, el cual proporciona la información que los propios niños soliciten. Por ello, los responsables que se contratan son específicos para esta actividad. Carlos García es unos de ellos; estudió Ingeniería Técnica Agrícola. "El poder acercar el campo a los niños de la ciudad, es una experiencia bonita y gratificante, hacemos juegos que desarrollan los sentidos", subraya.

La actividad cuenta con el apoyo de la Concejalía de Juventud que les ha proporcionado unas camisetas para los niños. El ayuntamiento, además de rehabilitar el espacio, ha apoyado económicamente. El campamento concluye este viernes, cuando con una fiesta en la que se entregarán diplomas, ponga el broche final a esta actividad.