Los restos humanos hallados la tarde del pasado martes en la escombrera de Alcuéscar no presentan signos de violencia. Así se desprende de los primeros estudios forenses realizados a los "pocos" restos encontrados, un cráneo y dos huesos del antebrazo, en concreto un cúbito y un radio. También parece probable que hayan sido utilizados por algún estudiante de medicina o enfermería para sus prácticas.

Tras su localización, los huesos se trasladaron al Instituto Anatómico Forense de Cáceres, donde el director José María Montero, realizó su examen. Concluido el estudio preliminar, "que no ha revelado nada extraño ni signo alguno de violencia", señaló Montero, los restos fueron remitidos ayer mismo al Instituto de Toxicología de Sevilla, para que por su servicio de antropología se realice un estudio más profundo y completo para determinar el tiempo que tienen estos restos, así como la edad de la persona a la que pertenecían, el sexo y cualquier otro dato de interés.

Los estudios preliminares que se realizan en el Instituto Anatómico Forense de Cáceres suelen coincidir, al tener sus responsables formación en antropología forense, con los que posteriormente se realizan en Sevilla, pero el director del instituto cacereño prefiere esperar a conocer el resultado del examen completo.

No obstante, a expensas de los resultados del informe del Instituto de Toxicología, José María Montero adelantó ayer a EL PERIODICO que puede afirmarse, por la evolución de la retracción de los alveolos dentarios --dentadura-- que los huesos pertenecen a una persona de edad avanzada.

Montero reveló, asimismo, que en el cráneo se han apreciado restos de rotulador, lo que hace sospechar que estos restos óseos podrían haberse utilizado para cuestiones de docencia. Es decir, que algún estudiante de medicina o enfermería los usara para sus estudios y una vez que ya no los necesitaba los tiró, algo que según Montero no debería hacerse, pero que es práctica habitual.