El martes pasado un autobús de la compañía Alsa se incendió mientras transportaba a 15 pasajeros en la ruta regular de Badajoz a Cáceres cuando circulaba por la A-66 a la altura del Cruce de las Herrerías. El conductor se percató de que salía humo del motor y cumpliendo profesionalmente con el protocolo detuvo el vehículo en el arcén de la autovía y evacuó a sus 15 pasajeros.

Uno de ellos era Álvaro. Nos hemos enterado porque él mismo, al poco tiempo de ser evacuado, se apresuró a colgar en twitter un selfie en el que hacía la señal de victoria y, a sus espaldas, el bus perecía entre las llamas. La imagen la acompañaba con el siguiente texto: «Cuando vas a la revisión de un examen que tienes suspenso por medio punto y explota el autobús en el que vas a ver dicho examen».

Ayer, la imagen de Álvaro tenía más de 35.000 me gustas y más de 5.500 retuits, por lo que todo apunta a que el joven logró el objetivo de vivir su momento de fama con tan solo un clic. La acción de este chaval no es un caso aislado, responde a un comportamiento social frecuente en el mundo de hoy.

¿Qué importa que el bus saliera ardiendo, qué importa la hazaña del conductor, qué importa que no hubiera víctimas? Lo importante no es siquiera la revisión de un examen sino tu imagen delante de ese coche y las miles de reacciones que ello ha provocado, incluyendo una entrevista en televisión porque la prensa rápidamente contactó con el testigo directo. «Salgo en la tele», informó emocionado el chaval. A lo que una seguidora le respondió: «Júrame, quiero verte».

Otro twittero le preguntó: «¿Pero qué cojones, llevabas equipaje y ha muerto?» (se entiende que la preocupación era que el equipaje hubiera fallecido, las personas están en segundo plano), a lo que Álvaro respondió: «Iba solo con la mochila por suerte, no he perdido más que tiempo xd».

La banalidad continuó cuando otros seguidores le escribían cosas como estas: «Me encantan tus cejas», «No estaba para ti», «Si tu profesor no es Lucifer en persona, lo entenderá» o «Espero que la revisión del examen no se caldee». Mientras absorto seguía la historia de Álvaro, recordé una entrevista con el actor Alberto Amarilla en la que le pregunté que reflexionara sobre la palabra ‘postureo’ y contestó lo siguiente: «Un pianista muy importante de pronto subió en las redes sociales un selfie en Mauthausen, y lo subió como super apesadumbrado pero poniendo un poco de morritos; y escribía: ‘En el campo de concentración de Mauthausen, por favor, que la historia no se repita’. Ese tío estaba más pendiente de cómo salía él en la foto que del campo de concentración. Era un poco ‘Yo en Mauthausen’. El postureo es no entender qué es la apariencia y qué es la esencia. Por eso las redes sociales tienen mucho postureo: lo que aparento ser y no soy».

Pues aquí ha ocurrido lo mismo, que este joven estaba más ocupado de aparecer lo suficientemente apuesto en la fotografía que del autobús reducido a chatarra y envuelto en la intensa humareda. No tengo muy claro si han sido los móviles los que han cambiado nuestros comportamientos, la manera en que nos comunicamos, nuestra manera de pensar y nuestra manera de ver el mundo. Pero lo que sí tengo claro es que esos teléfonos y las redes sociales nos han idiotizado definitivamente.

Tres vistazos a las citas culturales

Pongamos que hablo de Joaquín

Con las entradas agotadas, el Gran Teatro acoge esta noche a las 20.30 el concierto de la banda ‘Pongamos que hablo de Joaquín’, concebido como un verdadero homenaje, una vuelta a los temas más representativos del gran músico.

Dani Fernández, en Gran Teatro

Dos años se ha hecho esperar el primer trabajo en solitario del cantante y compositor Dani Fernández, excomponente de Auryn, que estará con su gira ‘Incendios’ el próximo 25 de abril (21.00 horas) en Gran Teatro. Las entradas cuestan 20 euros.

La Tartalana en Sala Belleartes

La Tarlatana es una gasa de algodón muy ligera y rígida que en el grabado es herramienta imprescindible para el proceso de estampación. ‘Tarlatana’ también es el nombre de la exposición colectiva que Rafael Gómez Miguel muestra en la Sala Belleartes.