L a Iglesia de Santo Domingo y el espacioso convento adosado a ella, se encuentran extramuros de la Ciudad Monumental de Cáceres, fueron fundados y realizados gracias al mecenazgo de Catalina de Saavedra, a lo largo del siglo XVI y reformados en el primer tercio del siglo XVIII, pertenecientes al gótico tardío. Bajo la advocación inicial de Nuestra Señora del Rosario de Santo Domingo se levantó este convento en el solar que ocuparon la ermita de San Bartolomé y las Cárceles del Corregimiento.

En su origen estuvo regida por la Orden de Predicadores y cuando fueron expulsados los frailes dominicos en el siglo XIX, se transformó en un edificio civil, sede de la Delegación de Hacienda, después Colegio de San Antonio de Padua de los Padres Franciscanos y en la actualidad lo administra la Orden Franciscana, que también ha recuperado el convento contiguo, el cual desde la Desamortización había pertenecido al Estado. La Iglesia es uno de los templos más grandes de la ciudad.

En él trabajaron maestros canteros de la talla de Blas y Hernando Martín Nacarino, Gabriel de Roa o Jusepe Paniagua.

La puerta principal de la Iglesia está situada a los pies del Templo y está formada por un arco de medio punto con decoración vegetal en la clave y enjutas y rematado dicho arco con una hornacina avenerada central flanqueada por pilastras con flameros en la que hay una imagen de la Inmaculada Concepción.

En el eje del conjunto se abre una ventana adintelada y abocinada que se remata con escudo coronado. Precede a la portada un pequeño atrio con una verja y al que se abre también la entrada al convento. La implantación de este enrejado se ha realizado hace poco tiempo para proteger y hacer accesible tanto la entrada de la Iglesia como del Convento de Santa María de los Ángeles y el Centro Joven Ágora Francesco.

El interior es de planta en cruz latina, de una sola nave, con capillas a cada lado entre contrafuertes, comunicadas entre sí con arcos de medio punto, con bóvedas de crucería realizadas en ladrillos y arcos apoyados en pilares de columnas lisas. Los tramos de la nave y los brazos del crucero tienen bóveda de crucería, mientras el crucero y la capilla mayor lucen bóvedas de terceletes.

Posee un bello retablo mayor que se levanta en el presbiterio de la Iglesia, articulado en banco y dos cuerpos de tres calles con cuatro columnas (en cada cuerpo) salomónicas decoradas con racimos. Hacia los laterales la decoración es de ángeles y motivos vegetales que arrancan de las cartelas que fechan el retablo: 1692.

En el banco hay varias pinturas sobre lienzo con temas de San Antonio, Arzobispo de Florencia, San Alberto, La Inmaculada, Santa Margarita y Santa Juana de Portugal.

En el centro, en el primer cuerpo y dentro de una gran hornacina, se encuentra una escultura policromada de Santo Domingo de Guzmán, datable a mediados del siglo XVIII, viste el hábito de su orden: túnica y muceta blancos y manto con capuchón negro, con el libro de la Regla en su mano izquierda.

Dicha talla es debida a la gubia de Luis Salvador de Carmona, cuya calidad y realismo impresionan… (Continuará).