Si el informe es favorable pensaremos en un modelo de aeródromo para Cáceres y si la zona ambientalmente presenta alguna dificultad tendremos que pensar en otras alternativas». En estos términos se pronunció este miércoles la consejera de Movilidad y Transporte, Leire Iglesias, tras la reunión que mantuvo con el alcalde de la ciudad, Luis Salaya, para abordar asuntos pendientes en cuanto a infraestructuras y las obras en la capital cacereña.

En declaraciones a los medios, la consejera incidió en que por el momento «no hay novedad» hasta que a finales del próximo mes, fecha que tiene fijada la empresa encargada de elaborar el estudio de impacto ambiental del lugar donde está previsto construir el campo de vuelo, entregue el informe. En esa línea, insistió en que se están cumpliendo los compromisos y los plazos de entrega y desmintió que el campo de vuelo en Cáceres sea un proyecto «descartado» aunque anunció «que no se va a poder materializar en 2020».

Sobre la posible financiación, Iglesias dejó constancia que los presupuestos regionales de este año contemplan una partida abierta y ampliable de 50.000 euros que servirán iniciar los trabajos «en el caso de que la tramitación ambiental se haga este año». «Lo que se entrega ahora en febrero no es el informe definitivo, eso no quiere decir que en el mes de abril se puedan hacer las obras», puso de manifiesto.

Responde de esta manera el gobierno regional al PP local, que esta semana volvió a poner sobre la mesa el asunto del campo de vuelo en la ciudad y criticó inacción y «falta de reivindicación» al gobierno de Salaya a la hora de pedir inversiones para Cáceres en cuanto al aeródromo, la segunda fase del hospital universitario o el centro regional de artesanía. Aunque este miércoles no hizo declaraciones al respecto el alcalde de la ciudad ya se pronunció hace meses al respecto y precisó que para que se lleve a cabo debe ser viable. De hecho, cuanto llegó a la alcaldía, se reunió en Madrid con empresarios, diputados y expertos para abordar este asunto y tomar referencias sobre infraestructuras y dejó claro que no quería «un cementerio de aviones». «Cáceres necesita un proyecto de aeródromo claro y nítido».

Cabe recordar que el proyecto acumula ya seis años de trámites desde que en 2014 la Junta, entonces presidida por José Antonio Monago, anunció una inversión de 4,4 millones para construir el aeródromo en un terreno de 200 hectáreas que el gobierno regional compró a la fundación Valhondo. Meses más tarde, cuando se encontraba ya en fase de adjudicación, el proyecto fue paralizado por el gobierno, en ese momento ya dirigido por el PSOE, por «dudas» en el tratamiento ambiental. No fue hasta tres años más tarde, en 2018, cuando se pidió un nuevo estudio de impacto ambiental. La empresa adjudicataria fue Geprecón por 35.000 euros y tiene de plazo hasta febrero de este año para entregar el informe al Ministerio de Transición Ecológica, que será el encargado de decidir si obtiene la Declaración de Impacto Ambiental o hay que hacer mejoras.

DÉCADAS EN EL AIRE / Remonta el vuelo en 2020 un proyecto que acumula décadas de incertidumbres. Aunque fue hace seis años cuando empezó a tomar forma, el proyecto del campo de vuelo en la ciudad lleva años sobre la mesa. Cáceres es una de las pocas en Europa en torno a los 100.000 habitantes que no cuenta con un espacio para vuelos de mercancías o de pasajeros.

El periplo aéreo en la ciudad se remonta a 1975 cuando Aviación Civil expropió unos terrenos en La Cervera con la mirada puesta en un futuro aeropuerto. De hecho, diputación construyó una pista. Esta primera propuesta se paralizó y en los 80 la institución provincial volvió a retomar sin éxito el proyecto para vuelos interiores. A finales de la década se usaba La Cervera como escuela de aviación hasta que en el 99 el ayuntamiento tomó el testigo y aprobó en pleno un estudio para convertirlo en aeródromo. Ya en los 2000, Saponi retomó los contactos con Aviación Civil y en el 2006 la Junta de Extremadura, con Juan Carlos Rodríguez Ibarra al frente, anunció un aeropuerto internacional en Cáceres entre Aldea del Cano y Casas de Don Antonio. La inversión, 150 millones y más de 2.000 puestos de trabajo. Tres años después y coincidiendo con la crisis, el gobierno regional anunció la paralización del proyecto hasta que Monago lo sacó del cajón en 2014. Desde entonces, el sector empresarial ha mostrado su apoyo hasta el punto que en 2015 se creó una plataforma de apoyo al aeródromo de Cáceres a la que se unieron colectivos de aviación y hasta el centro de cirugía de mínima invasión.

TREN Y AUTOVÍA // En cuanto al resto de infraestructuras para comunicar la capital cacereña, la consejera avanzó que está prevista la adecuación del tramo entre la rotonda del ferial y la glorieta ubicada en el inicio de la futura autovía entre Cáceres y Badajoz. En ese tramo, a la altura de La Cañada, se habilitará un carril bici y se construirá un paso peatonal para acceder a la barriada y ofrecerá «más garantías de seguridad» para los residentes y los viandantes.

Con respecto a las obras en la estación de tren, Iglesias puso de manifiesto que los trabajos continúan «a buen ritmo». Esta reforma, que arrancó en octubre, mejorará la fachada, el vestíbulo, el acceso y redistribuirá la zona de aparcamientos. En cuanto al ferrocarril, Iglesias confió en que «se sigan cumpliendo los compromisos de la administración con la ciudad» y anunció que mantendrá una reunión con el Ministerio de Fomento para «actualizar» los acuerdos, que pasan por la llegada y los plazos de «un tren digno» y la N-430, entre otros. «No vamos a tener menos exigencias con este Gobierno que las que tuvimos con el anterior», concluyó.