Estrechar lazos y dar más herramientas a los médicos de Atención Primaria para mejorar el engranaje del tratamiento de las enfermedades neurológicas. Es el fin del curso que dirige Ignacio Casado, jefe del servicio de Neurología del Hospital San Pedro de Alcántara y que se imparte hasta mañana en el Colegio de Médicos de Cáceres. "Los médicos de Atención Primaria no suelen sentirse cómodos en patologías neurológicas. Y muchos pacientes exigen la atención específica", dice.

--¿Qué papel desempeñan los médicos de Atención Primaria en el tratamiento de enfermedades neurológicas?

--Somos una cadena asistencial. En cualquier proceso médico, la atención especializada es un eslabón más de la cadena que la mayoría de las veces comienza en los servicios de Urgencias o en Atención Primaria y acaba o debe acabar, deseablemente también allí, salvo patologías muy complejas.

--¿Y se cumple en Neurología?

--Entre el 80% y el 90% de estas enfermedades son de manejo ambulatorio. Las más prevalentes, como la cefalea, los transtornos del equilibrio o las alteraciones del nivel de conciencia, o incluso otras como las demencias, entran y salen en los servicios especializados. No tenemos capacidad ni es nuestra función hacer ese seguimiento. Por eso la interacción con Atención Primaria es básica.

--¿Y ese 20% que no se puede atender de forma ambulatoria?

--Son patologías agudas, como el Ictus. Pero el seguimiento, si hemos conseguido el objetivo de que el paciente sea independiente, se puede seguir también en Atención Primaria.

--¿En qué medida se cumplen esos objetivos?

--Desde que está en funcionamiento la Unidad de Ictus, hemos presentado datos en congresos internacionales que dicen que el 70% de nuestros pacientes son independientes. Esos casos lo que requieren es el control de los factores de riesgo, como la tensión o el colesterol. Y eso recae más en Atención Primaria, que es el eslabón más accesible.

--¿La relación con Atención Primaria es fluida?

--En general la relación es buena. Pero hay un problema añadido, que es que hemos educado al paciente en que tienen derecho a todo y pueden recurrir a todo. Y muchas veces los pacientes exigen la asistencia especializada aunque puedan estar perfectamente, diagnosticados y tratados por Atención Primaria. ¿Qué es lo que genera eso? Sobrecarga en las consultas.

--¿Hay que reeducar al paciente?

--Es difícil. Pero es cierto que nuestra especialidad, que está bien dotada en cuanto a medios, no da abasto. Tenemos entre 4.000 y 5.000 primeras consultas al año. La tasa de valoración neurológica ambulatoria oscila entre nueve y 30 solicitudes por mil habitantes. Nosotros estamos en el extremo alto.

--Y eso no es bueno.

--Eso significa, y esto lo digo con todo el respeto, que vemos muchas patologías que pueden solventar los médicos de Atención Primaria, pero el paciente exige que no sea así.

--¿Cómo influyen en esas demandas herramientas como internet?

--Cuando un paciente oye algo va a internet. Y si en internet pones que tienes un dolor de cabeza puede aparecerte que es por un tumor cerebral. Las personas creen además que si en Neurología no te hacen un TAG o una resonancia, no te están atendiendo bien. Y en ocasiones esas pruebas solo sirven para tranquilizar al paciente, pero no para resolver su problema.

--Las cifras dicen que las peticiones de consultas neurológicas crecen cada año. ¿Es consecuencia del envejecimiento de la población?

--Claro. La incidencia de la enfermedad de Alzhéimer se multiplica por dos cada 5 años por encima de los 65. Eso significa que a los 65 años la incidencia es de un 1% y de un 25% a los 85 años. Y el futuro será peor, porque se está demandando el diagnóstico precoz, que es donde hay más margen de hacer cosas. No se puede detener, pero sí mejorar la calidad de vida del paciente.

--¿Y cómo estamos en esa tarea?

--Con mucha expectativa. Hay propuestas de diagnóstico precoz, pero no hay ensayos clínicos aún. Hay mucha presión de la industria farmacéutica por avanzar, pero las cosas requieren su tiempo.

--¿Qué balance hace de los tres años de funcionamiento de la Unidad de Ictus en Cáceres?

--Ha cambiado el concepto del manejo de la enfermedad. Antes, cuando un enfermo llegaba al hospital, se encogían de hombros por que no se podía hacer nada. Ahora podemos ofrecer terapias.

--¿Y el siguiente paso?

--Tras el verano, probablemente, podremos tratar a pacientes en el hospital de Plasencia a través de telemedicina. De esa forma, un enfermo del norte de Cáceres no necesitará llegar al San Pedro de Alcántara porque podrá recibir tratamiento en Plasencia aunque no haya neurólogo allí. Ahorrar 60 o 70 kilómetros es muy importante en una patología en la que el tiempo es vital.