Está considerada como una de las 100 mujeres del siglo XX por su defensa de los derechos femeninos. Su lucha puso jurídicamente fin a la obediencia de las esposas y a la licencia marital en 1975. Abogada y doctora Honoris Causa por la Universidad de Salamanca, fue Premio Scevola 2011 a la ‘Ética y Calidad de los Profesionales del Derecho’ por su compromiso con la justicia y por su combate a favor de la democracia y la igualdad de la mujer, y Premio Clara Campoamor 2006. Es autora del libro ‘Mi lucha por la igualdad jurídica de la mujer’.

Hija de notario, esta cacereña inició en 1932 sus estudios de Derecho en Salamanca. Las reformas legislativas del Franquismo le impidieron acceder al cuerpo de notarios. En 1944 opositó al cuerpo técnico de administración civil del Ministerio de Agricultura. Con 37 años se estableció como abogada, ejerciendo en Madrid hasta que cumplió los 80.

En la década de los 50 inició sus acciones en favor de la mejora de la situación jurídica de las mujeres. Mantuvo correspondencia con Clara Campoamor y perteneció a varias organizaciones nacionales e internacionales. Su obra jurídica y política fue decisiva para la reforma del Código Civil en temas como la patria potestad conjunta o la administración conjunta de los bienes gananciales. Promovió la creación de asociaciones de mujeres de carreras jurídicas en Puerto Rico, Perú, Argentina, Colombia, Bolivia, Brasil y Chile. Una iniciativa ciudadana trata ahora de recoger firmas para dedicarle una calle en Cáceres.