Ha llegado ya uno a una edad en la que puede hacer una extensa relación de las tontunas que ha escuchado aunque espera vivir otros cuantos años más y no dejar de escuchar otras muchas porque la capacidad de decir tonterías no es exclusiva de nadie y está bastante repartida. La última que me ha llegado se debe al señor Oriol Junqueras y los ex consejeros catalanes encarcelados quienes han afirmado ante el juez que acatan el 155 por imperativo legal, cosa que por su bien no deben olvidar pues ya conocen las consecuencias que acarrea.

No sabía yo que las leyes deban ser acatadas por ninguna otra cosa que por imperativo legal. A mí, y quiero suponer que a Junqueras y a la mayoría de los lectores, no les hará ninguna gracia tener que pagar impuestos pero acatamos esa ley por imperativo legal pues no parece que alguien esté dispuesto a presentarse voluntario para pagar impuestos y mucho menos encontraremos a alguien que reclame que le pongan impuestos.

Las leyes, por otra parte, no se hacen para que les gusten o no a los ciudadanos sino para hacer la convivencia de todos más amable, de manera que el que no le guste a alguien no quiere decir nada más que lo que dice, que no le gusta, pues ni siquiera significa que no sea buena o razonable.

No es mi intención argumentar en contra de los separatistas pues si tras haber comprobado que les mintieron asegurando que Europa les recibiría con los brazos abiertos, les engañaron al prometerles que las empresas se pegarían por instalarse en Cataluña, les contaron entre los ilusos al presentarles una rebelión de pacotilla, han acabado por acatar después de gritar «No acataremos» a pleno pulmón, si tras hacerles creer que estaba cerca la Arcadia feliz confiesan que no estaban preparados para lograrlo y otras invenciones más continúan apoyándolos, defendiéndolos y votándolos, no creo que existan argumentos razonables para disuadirles de su postura. Solamente se me ocurre decirles que cada cual tiene los líderes que se merece.