Hace unos días fallecía en Málaga Fernando Sebastián Aguilar, en los ambientes eclesiásticos sobradamente conocido, alabado por muchos y ninguneado por unos cuantos. ¿Quién es Fernando Sebastián? Como homenaje y a su recuerdo, va dedicada la columna de hoy.

Para conocerlo a fondo recomendamos ‘Memorias con Esperanza’, escritas por él y publicadas por editorial Encuentro en 2016, en ellas se recogen datos, fechas y acontecimientos que marcan una vida en la que sobresalió sobre todo una cosa: su amor a la Iglesia.

Nació en Calatayud (Zaragoza) el catorce de diciembre de 1929. Desde pequeño tuvo relación con los Claretianos, y con ellos realizo toda su formación hasta que fue ordenado sacerdote en 1953, con otros 29 compañeros.

En el Angelicum de Roma continuó sus estudios teológicos, allí tuvo mucha relación con el Colegio Español, entonces dirigido por José María Javierre, y en el que residía un tal Martin Descalzo o Joaquín Luis Ortega. Como doctor en teología se dedicó a la enseñanza, aunque tuvo la ocasión de pasar un año en la Universidad de Lovaina (Bélgica) para ampliar conocimientos, allí tomó el pulso a una Iglesia que se preparaba para el Concilio y en la que se respiraban aires de renovación y de cambio.

De 1961 a 1967 los pasa dando clases en el Teologado Claretiano de Salamanca, allí vive todo el desarrollo conciliar y escribe sus primeros libros. En el curso 67-68 presenta su candidatura a profesor de Antropología Teológica en la Universidad de Salamanca, en el año 1971 es nombrado rector de la misma, vivió toda la movida que se produce por la renovación del profesorado.

En 1979 llega como obispo a León. En 1982 en nombrado secretario de la Conferencia Episcopal, un cargo difícil por el momento por el que pasaba la Iglesia en España, es reelegido en 1987 con más de ochenta votos sobre noventa y tantos. Pero ya nada iba a ser igual, al año deja la secretaria y marcha de arzobispo coadjutor a Granada, en 1991 toma posesión también de la diócesis de Málaga, donde permanece dos años.

En 1993 se despide de estas dos sedes y es nombrado arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela hasta 2004, cuando el Papa acepta su renuncia por cumplir la edad establecida. Ya como obispo emérito, el doce de enero de 2014 el papa Francisco lo nombra cardenal de la Iglesia.