El hospital provincial Nuestra Señora Virgen de la Montaña cuenta, desde hace escasos días, con un nuevo servicio: el de apoyo psicológico para personas con VIH-sida. Lo hace en colaboración con el Comité Antisida de Extremadura (Caex) y nace integrado en el Servicio de Enfermedades Infecciosas del Servicio Extremeño de Salud (SES). «Ya se está haciendo en varios sitios como Madrid, Barcelona o Valencia. Es un proyecto piloto que ha empezado recientemente y sólo llevamos tres o cuatro días, así que hay que ir poquito a poco», explica Felisa Sanromán, psicóloga del Caex y cara visible de la iniciativa.

Según los datos de Sanidad, hay en torno a 900 personas contagiadas con VIH o sida en la provincia, aunque afirma Felisa que lo «realmente importante» no es la cantidad de enfermos, sino que las infecciones nuevas no bajan. «Estamos hablando de una enfermedad que, aunque se encuentra bastante controlada, es crónica y precisa un tratamiento que tiene su historia. También tiene un estigma social grandísimo que no se ha quitado», describe.

Precisamente, Sanrromán señala ese estigma como causante directo de la gran inquietud que sufren los pacientes y por la que precisan apoyo psicológico. «El desequilibrio que sufra la persona dependerá mucho de, por una parte, lo que ella tenía en la cabeza de lo que significa la enfermedad. Por otra, de la aceptación que considere que tiene en su entorno», comenta, y matiza también que cada uno de los contagios necesita un tratamiento psicológico diferente. No siguen todos la mismas pautas a la hora de encarar la enfermedad. «No hay patrones exactos. Lo primero es contener sus emociones, que aprendan a aceptarlas. Normalizarlo es importante. Depende mucho de que la familia lo acepte, aunque las circunstancias son variadísimas», afirma, y explica cómo trabaja ella en las sesiones. «Hay que empatizar con la persona. Tratar de escucharla. En estas enfermedades resulta de gran importancia la orientación. Muchas veces, cuando te dan un diagnóstico de este tipo, no sabes por dónde tirar, qué viene después o qué es lo que tienes que hacer».

El servicio que nace en el Virgen de la Montaña tendrá, por tanto, gran nivel de personalización individual. «Aunque en los primeros diagnósticos lo fundamental es la elaboración del duelo. Después ya vendrán otras cosas. Todo lo iremos viendo a raíz de las necesidades que presente la persona que venga», insiste la psicóloga. Sanromán recibe en su consulta del centro hospitalario tanto a pacientes con las que ya guarda relación por su pertenencia al Caex, como a los que derivarán de Medicina Interna al considerar que necesitan éstos apoyo psicológico. «Empezamos ahora y evaluaremos el impacto del proyecto dentro de cuatro o cinco meses», anuncia.

NOVEDAD // Pese a que el Comité Antisida ya prestaba atención psicológica, Felisa Sanromán también destaca el componente novedoso de este nuevo servicio. «Nos derivan pacientes de medicina interna, así que podemos estar más cerca de ellos. Es más cómodo para todos al estar en el hospital», dice, y resalta la importancia de la figura del psicológo en esta actividad. «Tenemos puesta, en ciertas figuras, una credibilidad determinada. No es lo mismo que te lo diga un médico a que te lo diga una persona en la calle o de tu familia. Aunque te diga lo mismo, le das credibilidad al primero y al segundo, no», apostilla.

DÍA A DÍA // «Hemos conocido casos de que algún trabajador lo han despedido de su empresa por tener VIH, aunque los jefes nunca reconocen que es por eso», recuerda Felisa. Con todo, manifiesta que la vida de una persona contagiada con VIH no tendría por qué ser diferente. «Los tratatamientos ya no son tan agresivos como lo eran antes, pero siguen teniendo, algunas veces, efectos secundarios. Sigue siendo una enfermedad complicada, crónica y que no tiene cura», afirma Felisa. Aunque matiza. «Hoy en día, su vida no tendría que ser diferente. Solamente tienen que tomarse su medicamento, al igual que la gente que padece otras enfermedades como la diabetes. Incluso las mujeres con VIH pueden tener hijos sanos, trabajar y hacer un día a día completamente normal», sostiene.

ESTIGMATIZACIÓN // También repasa la psicóloga la concepción social de la enfermedad y critica la estigmatización que existe en torno a la misma. «Hay mucho desconocimiento y mucho miedo, y es el miedo el que hace que estigmaticemos a las personas que la sufren». Desconfianza que se convierte en un problema en el momento en el que un miembro de cualquier familia se contagia. «La gente corriente, la que está en casa, no tiene suficiente información, por lo que sigue habiendo rechazo. Otra cosa es cuando le toca a alguien cercano. Entonces ya investigan y se dan cuenta de que no pasa nada. Ese miedo que tenemos a que nos lo transmitan hace que nosotros rechacemos a las personas sin más», zanja.

La preocupación del Comité Antisida de Extremadura no está infundada, sobre todo la que se refieren al contagio entre personas jóvenes. Según los datos que aportó Sanidad el año pasado, entre el 30% y el 40% de las nuevas infecciones las sufren personas con edades comprendidas entre los 15 y los 24 años. «Suelen tener más relaciones sexuales y de manera más esporádica. Cada vez se contempla menos el usar preservativo y los más jóvenes se están relajando mucho en este sentido». Otro dato preocupante, afirma, es el aumento de contagio en hombres que tienen sexo con otros hombres. Dos factores «que ya estaban controlodos, pero que ahora están subiendo».

Por último, Felisa agradece al Comité Antisida de Valencia, que presta este servicio en varios hospitales, su colaboración.