El cerro de los Pinos volvió a ser ayer pasto de las llamas, de un fuego que arrasó ocho hectáreas de pasto y matorral, y cubrió de humo prácticamente toda la ciudad. En este espacio verde del caso urbano, que cada año sufre varios incendios en la época estival --muchos de ellos se estima que son intencionados--, se registró ayer por la tarde el primer gran fuego de este verano.

Se inició sobre las 18.30 horas en la zona de las traseras de la estación de Renfe, desde donde fue avanzando hacia la escombrera de ´la labradora´, explicó a este diario el jefe de guardia del Parque de Bomberos. Este reconoció que había sido "muy alarmante, más que nada por estar el pasto muy alto, por la proximidad de las llamas al casco urbano y el gran humo que se originó y que el viento ha desplazado hacia la ciudad".

Durante la primera hora cuatro dotaciones de los bomberos estuvieron trabajando repartidos en varios puntos del frente del cerro visible desde la estación de tren, que se vio afectada por una ´plaga´ de saltamontes y otros insectos que llegaron hasta ella huyendo del fuego. Lo propició el hecho de que el incendio estuvo activo a escasos cuatro metros de las vías.

Las llamas también pusieron en peligro al ganado presente en el lugar, como caballos, vacas y perros, por lo que los propios bomberos tuvieron que actuar para guiarles fuera de la zona afectada por el fuego.

Con las cuatro dotaciones del Parque de Bomberos de la ciudad colaboraron dos retenes de tierra y dos camiones del Infoex, cuyo coordinador de zona se desplazó también hasta el lugar, así como dos agentes forestales. Las tareas de extinción se prolongaron durante algo más una hora y media. Poco después de las 20.00 horas el fuego estaba controlado, aunque una hora después aún permanecían en la zona varios retenes de vigilancia controlando pequeños focos para evitar que se reactivaran.