Un menú para todos. Eso fue lo que sirvió ayer la cocina de Atrio. Para elaborarlo, el restaurante con dos estrellas Michelín contó con la ayuda de cinco aprendices en los fogones, integrantes todos del programa de la fundación Once ‘Cocinando por la inclusión’ dentro de Plena Inclusión Montijo. Los alumnos fueron recibidos en el restaurante de la plaza de San Mateo por el chef Alberto Montes que les mostró la cocina y les dio una clase para aprender a convertir una sopa extremeña en un plato con forma de empanadilla para comer con las manos --’finger food’ en inglés--. El propósito de la breve ‘masterclass’ fue, según anotó el chef, «darle una vuelta» al concepto de sopa tradicional. Yolanda Farrona y Jesús Caldito fueron dos de los participantes seleccionados para asistir al curso intensivo en el restaurante referente de la gastronomía cacereña.

A ambos les gustaría dedicarse a la cocina. Yolanda cocina desde «siempre». Ataviada con su uniforme y su gorro de chef, la joven asegura que practica en casa con su hermana y que cocina «con amor y cariño». «Me gusta buscar recetas y luego cocinar», sostiene. Jesús comparte la misma opinión. Es otro apasionado de los fogones aunque él prefiere experimentar con platos nuevos. Durante el taller, Montes les brindó un consejo para dedicarse a la restauración. «Que hagan lo que hagan, lo hagan con amor», concluyó.

Cocineros ‘en prácticas’

La de ayer fue una lección de altura, pero fue un complemento a las clases que reciben de lunes a miércoles y los jueves y viernes realizan prácticas en restaurantes, bares y guarderías de la localidad.

Por su parte, la tutora del programa en que participan los jóvenes, Monserrat Moscatel, destacó en declaraciones a los medios que la finalidad de iniciativas como la de ayer «es la inclusión laboral». «Ellos están perfectamente cualificados para cualquier puesto como cualquiera», concluyó.