TPtuesto que el muchacho no ponía nada de su parte para independizarse y su madre pensaba que aún era un niño, mi amigo Javier decidió independizarle él pues creía que ya tenía edad y posibles para ello. Es decir, que ya era hora de que supiera cuanto cuestan las zanahorias, a cómo está la ternera, qué significa que el banco anote en tu cuenta los recibos de luz, internet, etc. Y por si no tuviera bastante, había alcanzado la suficiente madurez como para acudir a las juntas de la comunidad de propietarios. Al parecer existen dos maneras de independizar a un hijo. La inglesa, según la cual llegado el retoño a determinada edad su padre le dice: "A la puta calle". Pero en inglés para que no le entren dudas de interpretación. Y la española, que es mucho mas respetuosa con los derechos humanos pero poco con la igualdad de género, y que consiste en comprarle y amueblarle un piso. De esta manera el joven logró su independencia a medias porque se independizó del padre pero no de la madre. La madre tiene ahora dos pisos de los que ocuparse, dos planchas que atender, el doble de cajones que ordenar y de rincones que limpiar y muchas más habitaciones en las que colocar pañitos de ganchillo. Y es que independizarse de la madre es ardua tarea. Algunos no lo consiguen nunca o eso dan a entender cuando no encuentran comparación entre los garbanzos que preparaba su madre y los que aliña su esposa.