La clase política suele seguir a pies juntillas dos mandamientos. Uno: Nunca subas los impuestos en año electoral. Y dos: Si tienes que tocar el bolsillo del ciudadano, hazlo el año siguiente a las elecciones. Literalmente, es lo que ha pasado en Cáceres. Tras cinco años con los tributos municipales congelados y después de los comicios del 2003, el deshielo era ineludible... y lógico. No nos engañemos. El error no es subir el rodaje y la contribución entre un 12 y un 18% en el 2005. La equivocación ha sido no hacerlo de forma escalonada --un 2% anual-- durante el último lustro.

*Periodista.