La jueza instructora del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Cáceres, María del Pilar Sánchez Castaño, decretó ayer el ingreso en prisión comunicada y sin fianza de Zósimo Pascual Recuero, delincuente habitual de 42 años y con antecedentes penales, y de su compañera sentimental, Purificación García García, de 36 años y con un amplio historial delictivo. A ambos se les acusa de un presunto delito de homicidio por la muerte y posterior emparedamiento de Aurora Pascual Recuero, una mujer de 44 años, toxicómana y también con antecedentes y hermana de Zósimo Pascual, uno de los acusados.

Este fue el resultado de la declaración que los dos implicados realizaron ante la jueza, que por la mañana ordenó la puesta a disposición judicial de ambos y decretó el secreto del sumario. De 11.30 a 14.30 horas de ayer Zósimo y Purificación declararon en presencia del abogado de guardia que se encarga del caso y de la fiscal de guardia, que también pidió prisión para ellos.

Lo que ha trascendido a EL PERIODICO del contenido del auto es que ambos acusados mantienen la versión que dieron a la policía en su primer testimonio, es decir, se consideran inocentes.

Ayer aseguraron ante la jueza que no intervinieron en el fallecimiento de Aurora Pascual, que llevaba desaparecida y probablemente muerta desde el pasado diciembre. Aunque en ningún momento utilizaron la palabra "sobredosis" para definir la forma en que murió la mujer, sí que es cierto que en su declaración confesaron que ese mismo mes llegaron un día a la casa de la calle Ródano, donde vivía Aurora, y se la encontraron en una habitación, muerta y con una jeringuilla clavada.

La pregunta que a continuación debió formularse en el interrogatorio parece obvia ¿por qué si la encontraron muerta no dieron a conocer los hechos y decidieron emparedar a la víctima en su propia casa? Zósimo y Purificación coincidieron en asegurar que cuando hallaron a Aurora ésta debía llevar varios días fallecida y que se asustaron al verla, pensaron que les iban a procesar, a acusar de una muerte en la que según ellos no tuvieron nada que ver. Y aunque no ofrecieron demasiadas explicaciones en torno a este hecho sí que dieron una razón más: la casa donde vivía Aurora en Aldea Moret --en un bloque de pisos sociales construido en 1987 y cuya gestión depende ahora del Ayuntamiento de Cáceres-- era, al parecer, propiedad de ella y temieron quedarse sin casa si confesaban que la mujer estaba muerta.

Zósimo y Purificación, conocida como La Puri , tienen problemas con las drogas, viven en un ambiente marginal, no tienen trabajo --él ha ejercido como gorrilla-- y hacen su vida en la calle. Ayer se aferraron a esta coartada para justificar su actuación. "Pensaron que se quedarían también sin casa" si decían la verdad, explicaron fuentes cercanas a la investigación. Los vecinos del barrio dicen que Aurora vivía sola y que cuando llegaban a su casa el hermano y la compañera las peleas eran constantes. "Le pegaban palizas", aseguraron.

INCOGNITAS Sin embargo, en este sórdido caso aún quedan incógnitas por resolver. Una de las más decisivas es saber la fecha exacta de la muerte de Aurora y de su desaparición. Los análisis practicados por el Instituto de Medicina Legal no precisan este detalle. De hecho, tal como informó ayer este periódico, algunas pruebas (el ADN, entre ellas según indicaron fuentes consultadas) se han remitido al Instituto de Toxicología de Sevilla y seguramente arrojarán algo de luz en la investigación.

Así las cosas, no está claro en estos momentos si el Juzgado de Instrucción número 4 se encargará definitivamente de la instrucción puesto que de ella deberá ocuparse el juzgado que estuviera de guardia el día del fallecimiento de Aurora. Tampoco está asegurado que el abogado Arturo Sánchez Rodrigo se ocupe como hasta ahora de la defensa ya que ha asumido dicha responsabilidad al encontrarse de guardia el día de la detención.

Aunque en principio se habla de la comisión de un delito de homicidio aún faltan pruebas para determinar si se trata de un homicidio, de un asesinato o de una muerte natural. Los resultados finales de la autopsia ayudarán a tipificar el delito y, con ello, a la calificación del fiscal.

LOS HECHOS La tragedia de la calle Ródano se destapó el pasado jueves cuando agentes de la Brigada de Investigación de la Policía Judicial del Cuerpo Nacional de Policía descubrieron el cadáver y procedieron a la detención de los acusados. El piso en el que residía Aurora tiene alrededor de 68 metros cuadrados. El nicho para emparedarla fue presuntamente construido con ladrillos por Zósimo y Purificación y cubierto con un armario. La tumba era pequeña y estaba al fondo de la casa, en una habitación, a la izquierda de una ventana que da a la calle. Según ha podido conocer este diario la mujer tuvo que ser introducida allí prácticamente a presión dadas las reducidas dimensiones del habitáculo. El cuerpo se encontraba en posición fetal y en estado de descomposición.

Al parecer, en la casa había ambientadores para evitar los malos olores y cuando los agentes llegaron al piso sólo se encontraba en su interior Zósimo. "Estaba bastante tranquilo, estaba fumando, pidió que si podía cambiarse de pantalones", comentaron diversas fuentes a este rotativo. Esa imagen de tranquilidad no fue la misma que ayer mostró el hermano de Aurora a su llegada al juzgado, esposado y custodiado por dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía.

Cuando Zósimo --que vestía pantalón vaquero y camiseta--, se percató de la presencia de las cámaras y de los fotógrafos, se sintió incomodado y empezó a gritar. Uno de los policías le dio una camisa y con ella se tapó la cara al tiempo que realizaba gestos obscenos a los periodistas: levantó el dedo, hizo una señal de cuernos y se agarró los genitales. Purificación, cuya imagen no pudo ser captada porque entró a los juzgados por una puerta interior, mostraba sin embargo una aspecto más tranquilo.