Varios hosteleros cacereños han decidido en los últimos tiempos ir más allá de las copas y la música en lata y ofrecer a la ciudad una diversión vinculada con la cultura, especialmente conciertos y exposiciones. Algunos ejemplos son Aldana, Carpe Diem, Lacuerda, El Corral de las Cigüeñas, Berlín... El problema es que muchos vecinos se sienten desamparados y siguen denunciando que la insonorización de ciertos locales les causan serias molestias. El último cierre fue el de la cochera de conciertos anexa a la sala Aldana, en la ciudad monumental, al carecer de licencia. El local ha retomado los conciertos en su interior, pero no en la cochera. Asimismo, el responsable del café La Fusa, en la calle san Pedro, decidió suspender sus noches de jazz para evitar sanciones, después de que la policía local le pidiera la licencia para dar conciertos, documento que no tiene.