El suceso ocurrió ayer a media mañana en la Estación de Autobuses. M. J., un marroquí de 34 años sin papeles en regla, con un expediente de expulsión abierto en Toledo aún sin resolver (la Subdelegación deberá decidir si lo repatria o no), entró en la cafetería y pidió un café solo. Le atendió Fernando Pedro Sánchez, propietario del local. "No noté nada extraño. Cogió su taza y se fue a las mesas de la zona trasera. De pronto empezó a darse numerosos cortes en la muñeca con una cuchilla de afeitar", relata.

Los testigos aseguran que se produjo unas veinte incisiones. El joven se resistió a parar hasta que llegó la policía, que lo condujo a la puerta de la estación con las manos ensangrentadas. "Comenzó a desvanecerse por las heridas", recuerda un taxista. "Es inmigrante y estaba desesperado por su situación", explicaron testigos que presenciaron los hechos.

45 MINUTOS DE ESPERA

La ambulancia no llegó. Finalmente tuvo que acudir un médico de un centro cercano que atendió al herido 45 minutos después del suceso, según los testigos. El PERIODICO se puso en contacto con la comisaría, donde se constató la situación del joven y se informó de su traslado al hospital.