El último vestigio que queda de las cuatro estrellas, que durante dos décadas posicionaron al hotel Cáceres Golf como uno de los más cualificados de la ciudad, son las del letrero que cuelgan a la entrada del edificio. Tras el anuncio de su cierre temporal el pasado mes de marzo, y las vacaciones indefinidas para los 20 empleados de la plantilla, el establecimiento ha quedado en manos de los ladrones y ocupas. En su interior, al que se puede acceder fácilmente por una de las puertas exteriores, la sensación de abandono es total y la actuación arbitraria y desmedida por parte de los cacos más que evidente. Por ello, este diario intentó localizar ayer al responsable de la compañía Manuel Cordero Alvarez, que hasta ahora ha explotado el hotel, sin obtener ninguna respuesta.

Una vez dentro del edificio, el aspecto desolado de los salones comedores de la primera planta, con todos los utensilios y enseres culinarios tirados por encimeras y suelo, evidencian el caos. Ya en la segunda planta, un importante número de habitaciones presentan las cerraduras forzadas y su interior es reflejo de las 'fiestas' de los ladrones, que no dudaron en llevarse televisores, aparatos electrónicos, y toda clase de mobiliario. Al igual que hicieron con buena parte de los alojamientos externos.