Isabel Valdés, periodista de la agencia EFE, lleva 7 años en Cáceres y participa en algunas de las actividades que se realizan en torno a la festividad.

--¿Qué relación tiene con la Virgen de la Montaña?

--Mi relación con la Virgen de la Montaña empezó hace 7 años. Soy de Trujillo, me vine a vivir a Cáceres porque empecé a trabajar aquí en un medio y al principio mi acercamiento hacia ella fue por convocatorias de prensa y fui descubriendo el alto poder de atracción que tenía la Virgen para los cacereños. Con mi novio, que sí es de Cáceres y siempre ha ido a ver a la Virgen, empecé a ir por lo menos dos o tres veces los días que está en la ciudad. Ha sido un acercamiento paulatino, primero desde el trabajo y luego tradición y en parte devoción.

--¿Y por qué esa atracción de los cacereños hacia la Virgen?

--Me imagino que es algo que se les ha ido inculcando desde pequeños y para ellos despierta unos sentimientos. Con el novenario, Pintores y todo lo que lleva a la Concatedral de Santa María están llenos de gente. Para ellos es una mezcla de cultura, tradición y devoción que les hace subir a verla por los menos una vez en estos nueve días.

--¿Participa en las actividades entorno a la festividad?

--En la que más suelo participar es en subir a la Concatedral a visitar a la Virgen, adivinar el manto que tiene, ver las flores... También, a veces, he ido al besamanto. En la bajada, que es algo muy importante para los cacereños, no he participado mucho.

--¿Qué repercusión tiene en los medios de comunicación?

--Dentro de las festividades culturales y religiosas que tiene Cáceres, la Virgen de la Montaña es una de las que se trata más desde el cariño. Las crónicas parecen estar escritas más desde el cariño que desde un punto de vista objetivo-informativo. Creo que incluso esos días los medios escritos tienen que vender más diarios para que la gente se vea. Claro que se cubre con un toque muy personal.