NACIO HACE 65 AÑOS

RESIDE EN IBAHERNANDO

PROFESION ESTA JUBILADA, Y TRABAJO COMO CHURRERA.

AFICIONES LA SAETA, ACUDE A LA ESCUELA DE SAETAS DE LA COFRADIA DE LA SAGRADA CENA.

Nunca es tarde si la afición es buena, pensó Jacinta Martínez cuando hace cinco años, ya con los sesenta cumplidos, entró en la escuela de saetas de la Cofradía de la Sagrada Cena, que dirige el Niño de la Ribera. Jacinta ganó la última edición del concurso organizado por la cofradía cacereña y hace dos años ya consiguió el segundo premio.

--¿De qué le viene a usted la afición por cantar saetas?

--Sencillamente porque me gustan. Las saetas las canto bien.

--¿En qué procesiones canta?

--Voy a donde me llaman. Aquí, a las procesiones que se celebran en Cáceres, no suelo venir. Voy a la procesión de La Cumbre, a las de Trujillo o a las que hay en mi pueblo. No soy profesional. Soy una aficionada que empecé en la escuela de saetas, que la dirige Simón, y ya llevó cinco años. Yo antes no cantaba en público, para mí era un hobby, pero, aunque ya tenía sesenta años, me decidí a apuntarme en la escuela.

--¿Qué siente cuando canta a una imagen en una procesión?

--Yo, personalmente, no siento mucho, yo es que he sido Testigo de Jehová, he estudiado una cosa y otra y canto porque me gusta, y ya está. La verdad es que está feo decirlo, yo creo en Dios, aunque a mi modo, y no canto con esa pasión que las personas sienten cuando cantan. Lo que siento es no haber empezado antes, porque yo el cante lo traigo desde muy pequeña, yo el cante lo llevo dentro, pero nunca me había dado por cantar en público, solo lo hacía en casa. Mi padre, cuando era un chaval, cantaba con los amigos por los pueblos y por eso mi afición. Yo no he ido a una escuela, ni me han educado la voz. Hasta los sesenta años solo cantaba en mi casa, flamenco sobre todo, que es lo que me gusta, y, por supuesto, saetas.