"Cada obstáculo que enfrentas es un impulso para llegar más lejos". La frase, en mayúsculas, aparece repetida varias veces en la pantalla del ordenador de Jairo Miguel, el novillero cacereño de 14 años al que un toro estuvo a matar hace menos de un mes en la plaza mexicana de Aguascalientes. Mediodía de ayer, la luz del domingo de mayo brilla con fuerza en Rancho Torero, la finca de su padre, Antonio Sánchez Cáceres, en el paraje del Pradillo, a nueve kilómetros de Cáceres, muy cerca de Valdesalor.

Jairo Miguel tiene buen aspecto. Aunque llegó el sábado de Madrid, tras aterrizar de México el pasado jueves, aún no le ha dado tiempo a ver a sus amigos. Internet, el Messenger, le mantiene en contacto con los de la capital cacereña y el resto del mundo. Anda chateando con México y Colombia... al ritmo del reguetón del portorriqueño Héctor, el Bambino . Con la naturalidad de quien ha perdido ya la cuenta de las entrevistas realizadas desde la escalofriante cogida del pasado 15 de abril, Jairo se siente más cómodo cuando habla al periodista de otras cosas de su vida que nada tienen que ver con el toro. "A mí me gusta sobre todo Raúl, porque es un máquina y es fiel al equipo, madridista cien por cien", confiesa sobre el siete del Real Madrid, su equipo favorito.

Celia Rosa Alonso es rubia, de 35 años, cercana y madre de la criatura . Llegó a España de Cuba hace 15 años y, al año de casarse con Sánchez Cáceres, tuvo a Jairo. Aunque no expresa la emoción de volver a tenerle cerca, sabe de sobra cuánto pesa la cruz de ser la madre del novillero. Pasa meses sin verle --padre e hijo tienen que vivir entre Colombia y México más de la mitad del año-- y siempre que habla con ellos desde el otro lado del mundo un sexto sentido le avisa de si algo malo ha pasado. "Necesito oírle", asegura. Y es que madre e hijo reconocen tener una relación especial. Ella sigue charlando con él siempre que puede, tumbados en la cama de la habitación de Jairo. El sabe bien cómo ganársela: sus besos son infalibles.

Antonio Sánchez Cáceres parece cansado. Pudo ver el final de la operación de su hijo. Confiesa que los médicos le enseñaron el corazón y el pulmón izquierdo dañado. Es un viejo lobo de mar. El próximo 30 de mayo se cumplirán 30 años del día que tomó la alternativa de manos de El Viti y Paco Camino. Está agradecido y sorprendido con la respuesta y el cariño que la familia ha recibido en los momentos más difíciles. "Me ha llamado gente hasta con la que no me hablaba", se sincera, para recordar que gente del toreo como Miguel Báez, El Litri , o Palomo Linares no han dejado de interesarse por la salud de Jairo Miguel.

Al novillero le encantan Lola y Luna. No son dos novias sino la madre y el precioso cachorrito fosterrier que disfrutan del césped del porche de la casa. Jairo no para de reírse cuando se le pregunta por las de verdad. "Hombre, a mí también me gusta ligar, claro", reconoce. Y es que su delgadez, y también los granos de adolescente en la cara, denotan ese descaro juvenil que exhibe con 14 años.

Pero el toro es otra cosa. Categórico, responde que se pondrá a torear cuanto antes. Mejor dicho, cuando los médicos se lo permitan. Hará la recuperación en Cáceres y, sin plazos, volverá a los ruedos. La cornada le ha provocado de todo menos miedo. "Al contrario. Me ha dado más seguridad. Ya he tenido la >conexión con el toro, lo que se siente que un toro esté dentro de ti"

, le dice Jairo al periodista.

Apoyo total del padre

La finca tiene una nave que sirve de lugar para celebraciones. Las paredes están repletas de elegantes carteles de toros. El niño torero en Armenia, Acapulco... La vida en imágenes de Sánchez Cáceres, ya retirado y a punto de cumplir los 60. "A los que me critican les digo que estoy desempeñando una labor de padre en una profesión tan legal como puede ser la de mecánico o albañil. ¿Quién mejor que yo para apoyarlo?", se pregunta, aunque dice que ahora tiene "más temores" porque "me interesa mi hijo como hijo y luego, lo que quiera ser, que es algo que yo he mamado desde pequeño y le doy todo el apoyo que esté a mi alcance y sin ningún interés".

Los planes de futuro no están claros. Sánchez Cáceres duda entre que Jairo tome la alternativa cuando esté recuperado en un país americano --en España no puede hacerlo hasta dentro de dos años-- o continuar con la formación más tiempo. "Jairo era antes del percance el novillero más puntero de América. Estamos viendo ofertas porque está muy cuajado. Es algo que nos trae deshojando la margarita. No podemos poner fecha. Vamos a esperar a que se recupere al 100%", concluye.

La habitación de Jairo es austera. Muebles castellanos, algunas fotos y sus mascotas. Un tigre y el Demonio de Tasmania, con los que duerme. Bromea ojeando una revista con modelos espectaculares. "Esta es mi novia", asegura mientras señala a una rubia en bikini. Y es que la adolescencia se tiene que notar. Muy cerca, y con las arrugas que da la experiencia, Víctor Dorrey, su mozo de espadas. "Ha tenido suerte. Con 30 años el toro le habría matado", asegura. Le ha visto crecer y buscarse la vida en plazas del otro lado del charco. "En el toreo no hay término medio. O eres figura o chicos de su edad se tienen que hacer luego banderilleros", añade.

Jairo no para. De la entrevista al chat, del chat al móvil. Esta tarde toca cine, burguer y paseo. "Spiderman no me gusta, tío". le dice a alguien que le escucha al otro lado del teléfono. La familia se prepara para marcharse a comer. Están juntos por primera vez en muchos meses. Cuando él se recupere, tendrán que volver a separarse. Es el toro. Muerte o vida. Triunfo u olvido. Jairo ya ha escogido el camino. Ahora queda la suerte.