La Confederación Española de Comercio y la Asociación para la Defensa de la Marca (Andema) acaban de lanzar una nueva alerta sobre la preocupante pérdida de empleos y ventas que sufre el comercio en España a causa de las falsificaciones. El tráfico de estos artículos (camisetas, zapatillas, bolsos, gafas...) le cuesta cada año al comercio cerca de 6.175 millones de euros en pérdidas, un 9,3% del volumen total de ventas, según los datos publicados por la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea. Las falsificaciones inciden seriamente sobre la actividad del pequeño y mediano comercio, hasta tal punto que cada año más de 40.000 empleos se ven afectados por esta práctica ilícita.

Cáceres también lo sufre, especialmente en mercadillos y ferias. La Guardia Civil sigue la pista a tales acciones delictivas. Solo durante el mes de abril, la Comandancia de Cáceres ha logrado asestar cinco golpes en distintos puntos de la geografía cacereña. Y en mayo se ha desarticulado la primera tienda fija de la provincia que directamente falsificaba las prendas para luego venderlas a los clientes. Estaba en Plasencia y disponía de toda la maquinaria necesaria y útiles informáticos.

VELAR POR EL SECTOR / Estas actuaciones se enmarcan dentro de la campaña ‘Comercio seguro’, que lleva a cabo la Comandancia de la Guardia Civil de Cáceres en el marco del Plan de Mejora de la Seguridad en el Sector del Comercio. Se centra principalmente en dos frentes: delitos contra el patrimonio (robo) y delitos contra el orden socioeconómico (productos falsificados, fraude...). Fruto de la colaboración entre la Secretaría de Estado de Comercio y la Secretaría de Estado de Seguridad, el operativo se extiende por toda la provincia para establecer un mayor contacto con el comercio y velar por su buen hacer, y del mismo modo por los derechos de los consumidores, a través de vigilancias, controles, inspecciones, identificaciones y detecciones de faltas y delitos.

La Guardia Civil también ha establecido mayor colaboración con los comerciantes cacereños para diseñar un sistema de alarma ante la sospecha de un delito, y para formarles mediante charlas y visitas en aras a una mayor protección. «Les enseñamos a actuar y a prevenir, les explicamos los sistemas de seguridad y las estafas que pueden sufrir, y les instamos a informar a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado cuando vean algo extraño», explica Francisco Morcillo Granado, responsable de comunicación de la Comandancia de Cáceres.

La intención es que puedan sacar adelante sus negocios sin sufrir competencia desleal, sustracciones ni falsificaciones. Un plan que, además, y al mismo tiempo, defiende al consumidor de productos robados, engañosos y a veces peligrosos, que no cumplen con los estándares de calidad.

MERCADILLOS, FERIAS... / Destacan las seis actuaciones realizadas contra el mercado de las falsificaciones en la provincia cacereña, en poco más de un mes. «La primavera y el verano son las épocas de mayor repunte porque se celebran más ferias, más mercadillos, crece la afluencia a este tipo de eventos. Desde la Guardia Civil colaboramos e intensificamos las relaciones con las asociaciones de comerciantes de distintos puntos de la provincia, para vigilar especialmente aquellas zonas sensibles de sufrir delitos contra el patrimonio, y ofrecer pautas a través de una comunicación fluida», señala Francisco Morcillo.

La colaboración de los comerciantes es fundamental. Ellos conocen de primera mano dónde y cuándo se venden productos falsificados o robados. «Animamos a denunciar siempre este tipo de actividades a fin de actuar en consecuencia», subraya. «También para nosotros resulta clave la trazabilidad de los productos, ya sean textiles, tecnológicos, de alimentación..., porque permite identificar un artículo desde su procedencia a su destino, y por tanto detectar falsificaciones y productos robados», indica Francisco Morcillo. De hecho, si esos artículos no llegaran al mercado, los robos y las copias serían menores.

Por ejemplo, los establecimientos de telefonía están bajo el punto de mira de los ladrones y se han producido varias incidencias en zonas como Miajadas. Estos componentes, una vez sustraídos, encuentran salida a través incluso de otras tiendas en provincias alejadas. «Por eso es tan importante la trazabilidad, nos permite detectar el origen de un artículo», indica Francisco Morcillo.

La Guardia Civil anima a extremar el cuidado en los productos que se compran. «Las falsificaciones vienen en su mayoría de Oriente y no pasan los registros de calidad. Por ejemplo, en el tema del calzado ha habido productos que han ocasionado alergias y otros daños. En cuanto a los aparatos y componentes eléctricos, hay que comprarlos con una cierta garantía, al igual que los juguetes y cosméticos. Deben llevar el sello de la Comunidad Europea», indica desde la comandancia.

La Guardia Civil también recuerda que la mayoría de las personas que se dedican a las falsificaciones trabajan para redes que blanquean dinero con estos métodos. «Son bandas organizadas a nivel nacional e internacional».

CEREZAS... SIN SELLO / Los delitos también llegan a la alimentación, y en el caso de Cáceres a productos tan significativos como la cereza, que se ha convertido en un importante problema. Las que son rechazadas por la cooperativa jerteña (porque se encuentran golpeadas o por otras causas), acaban vendiéndose estos días en las calles pese a su prohibición, incluso lo hacen con sello ‘Denominación de Origen Valle del Jerte’. Los agentes decomisan esta mercancía y la destruyen, puesto que ni siquiera tiene regulación. Lo mismo ocurre durante la temporada de la aceituna. «Nosotros debemos velar por los derechos del comercio y del consumidor», reitera la comandancia.

De hecho, la Confederación Española de Comercio y Andema recuerdan que los productos de estos mercados ilícitos no pasan ningún tipo de control de calidad y seguridad, afectando «seriamente a los intereses y garantías de los consumidores». Aseguran que una premisa fundamental para acabar con tales prácticas es la concienciación de los propios usuarios, que deben ser «responsables» y por tanto comprar «en comercios lícitos que generan empleo y pagan impuestos».