Hasta mañana martes tendremos ocasión de disfrutar en el Museo de Historia y Cultura Casa Pedrilla con la obra del pintor y arquitecto Javier Winthuysen. Se han reunido fondos bibliográficos y documentales que proceden del Museo Pérez Comendador-Leroux de Hervás, que en el homenaje del cincuentenario de su muerte ha querido poner una pincelada en el gran cuadro de su obra. Un retrato del artista sevillano domina majestuosamente la exposición, en él se puede apreciar el trabajo de modelado de su amigo Enrique Pérez Comendador realizado en 1947.

En la recopilación de estas muestras se aprecia una labor compositiva fiel reflejo del buen hacer que sin duda agradecerá todo amante del arte. Pone de manifiesto la belleza plástica y la concepción y visión que el artista tiene sobre jardines, se podría hablar de los jardines de Winthuysen, pues sin duda el maestro es considerado el creador de jardines.

Sus bellas obras se pueden apreciar en distintos puntos de la geografía española; son proyectos de Winthuysen el jardín de Abadía, el del Parador de la ciudad salmantina de Ciudad Rodrigo, el de Moncloa, el de la Universidad Laboral de Gijón, así como zonas ajardinadas de mayor o menor protagonismo, pero siempre con un sugestivo esquema plástico.

El paisaje cobra importancia en la misma línea y refleja el interés que existía en las generaciones del 27 y 98 por este sugestivo y recurrente tema. El espectador se adentra en ellos como en una recreación pictórica sublime, sabedora de que cada trazo es obra de uno de los mejores maestros, es el pintor y arquitecto de jardines, que además gracias a la amistad surgida en el Madrid de los años 20 entre el autor y Pérez Comendador es si cabe más entrañable, es reflejo de esa simbiosis personal y artística que traspasa la frontera de lo puramente bien hecho para llegar a plasmar arte. Su vida en realidad estaba rodeada del mundo del arte en sus diversos aspectos, fue amigo personal de Federico García Lorca, de los hermanos Machado, admirador de Lasso de la Vega, de Alberti, Zuloaga, Solana y tantos otros anónimos que se movían en ese mundo sugerente, artístico, nada convencional y creativo.

En sus dibujos, fotografías, planos y pinturas emerge la sensibilidad que no sólo forma parte de su vida sino que es su vida. Busca y halla prosa en la poesía y poesía en lo prosaico de la vida. Este artista sevillano empieza su andadura ayudado con una beca que apoyan Juan Ramón Jiménez y Sorolla entre otros para realizar su estudio de los Jardines de España. Como comprobará el espectador no pudo ser mejor aprovechada.