NATURAL DE ORENSE

EDAD 58 AÑOS

TRAYECTORIA FUE VOCAL DEL CONSEJO GENERAL DEL PODER JUDICIAL, MAGISTRADO DE LA AUDIENCIA NACIONAL Y ACTUALMENTE SE DEDICA A LA ABOGACIA. HOY ABRE EN CACERES EL CURSO DE LA ESCUELA DE PRACTICAS JURIDICAS

El exmagistrado de la Audiencia Nacional Javier Gómez de Liaño, considerado una de las voces más críticas de la justicia, a la que ha dedicado 30 años, antes impartiéndola y ahora, desde la abogacía, reclamándola para otros, recala hoy en Cáceres para dar la conferencia inaugural de la Escuela de Prácticas Jurídicas. Aprovechando su estancia, EL PERIODICO comparte con él, amable y cercano, sus vivencias, deseos y los asuntos polémicos que le hicieron portada, como el ser uno de los magistrados que juzgó el gran drama del aceite de colza, ser juez instructor del caso Lasa y Zabala o del de Sogecable, por el que fue inhabilitado como magistrado de la Audiencia Nacional por prevaricación y luego indultado. Ahora es uno de los abogados del caso Malaya.

--Se proclama enamorado de la justicia... y crítico, ¿no?

-- Precisamente porque la quiero es por lo que soy crítico con ella. Pero sigo creyendo en la justicia como institución con una fe ciega, pues si a un país le falla la justicia habría fallado en todo. Tiene esos defectos que todo el mundo conoce, es lenta, es costosa..., pero en general mi valoración es muy positiva.

--¿Y cómo le han afectado los hechos de su inhabilitación, las críticas de jueces y fiscales a algunas de sus actuaciones...?

-- La vida se compone de gozos y amarguras, de aventuras y desventuras, y lo que yo pueda haber pasado no varia en nada mi opinión sobre la justicia. En 30 años de profesión, y con más de 10.000 asuntos, hay de todo.

-- Pero, ¿borraría algo?

-- No, yo creo que uno solo debe de arrepentirse de aquello que haya hecho mal, y yo tengo la sensación de que todo lo que he hecho ha sido con arreglo a la ley y, desde luego, con arreglo a mi estricta conciencia.

--Parece que los asuntos con gran repercusión le atraen. Ahora está en el caso Malaya con la defensa de la exteniente de alcalde de Marbella Isabel García, una de las principales imputadas. ¿Es por la fama?

-- La fama es gloria en calderilla, no va a ninguna parte. A la gente se la debe conocer por su trabajo y actividad. Yo personalmente a lo único que aspiro es a que lo que escribo, expongo y hago, me sea leído, escuchado, censurado y comprendido. De todas formas este es un caso más entre los 300 que tengo en el despacho, ni mejor ni peor.

--Un caso que ha puesto de manifiesto que la corrupción política existe, ¿y la judicial?

-- En absoluto. No tengo la menor sospecha de que la haya, porque la judicatura española es de las instituciones más limpias y más honestas de este país.

--Administrar justicia no debe ser tarea fácil ¿no?

-- Ser juez es el oficio más bello y al mismo tiempo el más difícil, pues juzgar al prójimo es una tarea muy complicada, por eso esta labor la llevan a cabo hombres y mujeres independientes, imparciales y bien preparados.

--¿Qué opina de los medios de comunicación? ¿Se tratan bien los temas judiciales?

-- Tengo la mejor de las opiniones, pues creo que sin los medios de comunicación no sería posible la democracia, aunque como en todo hay cosas que se podrían mejorar, otras que hay que ensalzar y otras que hay que suprimir. Sí considero que la crónica de tribunales, en general, es muy incompleta y en ocasiones bastante errónea.