Entregado a la lucha contra una de las nuevas enfermedades laborales del siglo XXI, Jesús Manuel García deja su cargo como primer responsables de la Plataforma Extremeña Contra el Acoso Laboral, constituida en Cáceres y que se va extendiendo a otras ciudades de la región. Aunque satisfecho con el trabajo, afirma que aún queda mucho que hacer para combatir el mobbing .

--¿Qué balance hace su mandato al frente de la plataforma?

--Creo que es positivo, puesto que no existía ninguna asociación en Extremadura frente al mobbing . Pueden recurrir todas las víctimas para no sentirse solas, que el suyo no es un caso único y que tiene solución.

--¿Qué incidencia tiene el mobbing en nuestro ámbito?

--En Extremadura faltan estudios como los que se están haciendo en otras comunidades. Sí notamos que cada vez hay más casos que se dan a conocer, tanto en la administración pública como en la empresa privada.

--Dice que gran parte de casos se dan en lo público, ¿por qué?

--Así lo revelan los estudios. El porcentaje de mobbing en las empresas públicas es superior. Son muy grandes y hay más posibilidades. En la privada los casos suelen terminar en un despido. En la administración pública es un forma de eliminar a personas a las que no se puede despedir y que, por su valía y por su juicio crítico, son un obstáculo para un entramado de intereses.

--¿Cómo han respondido las instituciones a las propuestas de la plataforma?

--En general dando la espalda. No suelen tomarlo como un problema, sino que intentan demostrar a la opinión pública que el mobbing no existe y es ficticio, ajeno a ellos y porque les supone un gran problema.

--¿A cuánta gente atienden?

--Aproximadamente a treinta, pero cada día nos llama más gente y se van incrementando los socios. Les prestamos acogida y asesoramiento, además de tareas de mediación con las empresas de los afectados.