TEtn cualquier momento Estados Unidos y sus aliados pueden emprender alguna acción armada contra el ejército sirio; pero también cabe una marcha atrás, porque el caso de Irak aún pesa mucho en la ciudadanía norteamericana y europea. Lo cierto es que ya se respira un clima prebélico y, como en otros casos, antes del primer ataque, los gobernantes preparan a sus conciudadanos para que lo vean como algo bueno y deseable. Ahora como un gesto de solidaridad con las víctimas de los bombardeos sirios.

También en las guerras de Afganistán e Irak se decía responder de forma contundente a las crueldad de sus gobernantes. Se habla de que las fuerzas estadounidenses se dirigirán sólo a enclaves militares y estratégicos sirios y que no tocarán en modo alguno a la población civil. Poco sabemos, sin embargo, de la capacidad de respuesta que tuviera Siria ni si ésta podría provocar un alargamiento de la contienda más allá de lo asumible por la ciudadanía de los países intervinientes. Todos reprobamos la sanguinaria actuación de los dirigentes sirios con su propia gente, pero también, a mi entender, no parece lícita ni conveniente la intervención exterior que se prepara. Se falta a la legalidad internacional cuando, ni siquiera, cuenta con el aval de la ONU, algo que ya se ha tenido en cuenta en Gran Bretaña.

Tampoco se puede garantizar una proporcionalidad entre el mal que se quiere evitar y las medidas que se emprenden. Y es que en este tipo de acciones es difícil predecir su final y cuántos daños colaterales producirán en la población civil. Estoy convencido de que una guerra es siempre nefasta para todos y, por eso, cabe preguntarse si la comunidad internacional ha agotado ya todos los medios pacíficos para solucionar el problema sirio. Yo creo que no.