El mindfulness o atención plena y la inteligencia emocional son prácticas terapéuticas que están en auge en respuesta a una sociedad y a un modo de vida en el que cada vez es mayor el estrés y la ansiedad. "Las prácticas del mindfulness o atención plena producen cambios cerebrales. Nuestra mente suele estar constantemente enfrascada en pensamientos sobre el pasado o el futuro, alejándonos del presente", comenta Joan Guerra, doctora en Psicología y especialista en reducción del estrés basado en la atención plena (University of Massachusetts. Medical Centre), que está desarrollando en Cáceres (en el aula de la calle San Pedro, 4) un proyecto pionero en Extremadura que une las disciplinas del mindfulness y de la inteligencia emocional, "de máxima actualidad desde la perspectiva del campo de la psicología"

-¿Qué es el mindfulness o la atención plena?

-Mindfulness o atención plena es la capacidad de la mente para observar la experiencia tal cual es, con aceptación y paciencia. Consiste en ser conscientes del momento presente, aprendiendo a vivir en el aquí y el ahora sin juicios de valor. Se trata de cultivar una actitud compasiva y amable hacia lo que experimentamos momento a momento. También en desarrollar la concentración y la atención focalizada. Esto ayuda a centrar la vida en lo que ocurre en el momento presente con serenidad y aceptación.

--El mindfulness está ahora en auge. Pero, ¿no se trata también de una moda pasajera?

--El mindfulness o atención plena no es algo nuevo. Aunque no es una religión, tiene su origen en la filosofía budista y cuenta con más de 2.500 años de antigüedad. Es verdad que en Occidente se ha puesto muy de moda en los últimos años, aunque no por ello deja de ser algo muy serio. Su popularidad se basa en los múltiples estudios científicos que demuestran sus beneficios.

-¿A quién van dirigidas estas prácticas?, ¿a algún sector de la población más que a otro o a una determinada actividad profesional más que a otra?

-Estas prácticas van dirigidas a diversos sectores de la población. Por un lado son muy efectivas en la infancia y adolescencia ya que inciden en el aprendizaje y desarrollo de habilidades. Por otro lado van dirigidas a cualquier persona que quiera mejorar la atención plena y reducir el estrés y la ansiedad. Igualmente es apropiada para quienes necesitan tener mayor confianza en sí mismos.

-Se está aplicando en empresas y en centros escolares, ¿con qué resultados?

-Es una de las prácticas terapéuticas que ahora tienen mayor auge en el mundo. Es por ello que sus aplicaciones se encuentran en campos tan diversos como la medicina, la psicología, la enseñanza, el deporte o el mundo empresarial. Se recomienda especialmente para profesionales de la salud y la educación, ya que pueden desarrollar habilidades que luego trasladan al ámbito laboral. Igualmente, cada vez se está llevando más a las empresas para mejorar la productividad de los trabajadores mediante la atención plena.

--¿Cómo beneficia esta práctica terapéutica a la vida diaria de quienes la desarrollan?

-Uno de los objetivos es llevar la atención plena al día a día, siendo múltiples los beneficios. Así, realizar actividades cotidianas como respirar, comer, ducharse o regar las plantas con total atención al momento presente ayuda a calmar la mente y a ser más conscientes del momento. A veces pensamos demasiado en el pasado o en el futuro, creándonos depresión o ansiedad. Mediante esta práctica aprendemos a permanecer en el aquí y el ahora, mejorando la atención y concentración en lo que nos ocupa. Esta práctica ayuda a sintonizar las distracciones y aliviar el dolor. La atención plena produce cambios cerebrales, tales como el aumento en la densidad de materia gris.

Nuestra mente suele estar constantemente enfrascada en pensamientos sobre el pasado o sobre el futuro, alejándonos del momento presente. El resultado de esto es el incremento en la zona del prefrontal derecho de nuestro cerebro, fomentando las emociones negativas. Se ha demostrado que con el mindfulness se aumenta la actividad en nuestro prefrontal izquierdo, esto en definitiva favorece la aparición de emociones positivas, aumentando el bienestar psicológico y conectándonos con el aquí y el ahora.

¿Qué aporta el proyecto que desarrolla con la integración de las dos disciplinas: mindfulness o atención plena e inteligencia emocional?

-La práctica del mindfulness permite trabajar la conciencia del cuerpo, de la mente y de las emociones. Por lo que ayuda a potenciar la inteligencia emocional, mejorando las habilidades a la hora de aprender a reconocer y expresar emociones, comprenderlas y especialmente regularlas. Se trata de relacionarse con la experiencia emocional de un modo más adaptativo y generar estrategias para afrontar el desasosiego y las emociones difíciles. El desarrollo de habilidades de inteligencia emocional nos permite mejorar la forma de relacionarnos con nuestras propias emociones y con las de los demás, permitiendo establecer y mantener relaciones que sean más amables y constructivas.