Trabaja desde hace dos años en una empresa de la calle Océano Antártico, una de las vías principales del polígono, y sabe lo que es pasar penurias en Charca Musia. José Antonio Arias, carpintero de profesión, lo tiene claro: "Si esto ya estuviera legalizado, no tendríamos tantos problemas", explica, poniendo como ejemplo las deficiencias en el alumbrado o en el asfalto de las calles del polígono de la EX-206.

"Hasta lo hemos tenido que pagar porque aquí no nos ayudaba nadie", añade este trabajador, partidario de que los propietarios aporten cantidades para la urbanización en función del espacio."El que más metros tenga, que pague más", subraya.

A pesar de que abonan todos sus impuestos, este profesional de la madera se queja de que las empresas no reciben una contraprestación en servicios de calidad por parte del ayuntamiento. "Lo único que han hecho en los últimos meses ha sido echar algo de zahorra y poco más", afirma. El futuro pasa porque los dueños se unan para relanzarlo, pero con dinero de su bolsillo, aunque también cree necesario que los residentes se impliquen para intentar conciliar los intereses de las empresas con los de los vecinos, un objetivo dice, "que no será nada fácil".