El sonido de las horquillas sobre el suelo empedrado está grabado en su memoria desde la niñez, cuando veía pasar la Vera Cruz asomado a la reja de su casa de Gallegos. Con el tiempo constató que la Semana Santa de esta ciudad trasciende a la propia religión, que es un arte exquisito, una historia de seis siglos y un raudal de sentimientos asociados a una ciudad milenaria que rezuma belleza en cada rincón. José Luis Bernal, decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Extremadura, plasmará la riqueza de esta expresión popular durante el pregón de la Pasión, el 10 de marzo en el Gran Teatro.

--Se crió en el entorno monumental, no me diga más...

--Nací y viví en la zona de Puente Vadillo y luego en Gallegos, salvo un pequeño intervalo en el Carneril, lo que me hace muchísima ilusión porque una de las cofradías que me propuso como pregonero fue el Humilladero. Me he criado en la parte antigua, allí aprendí a andar y jugué durante años. Mi visión de la niñez era esa mole inmensa de Santiago y tuve la suerte de vivir en la muralla, porque el patio de mi casa de Gallegos lindaba con ella. Las cofradías, los pasos... toda la Semana Santa estaba íntimamente unida a aquel contexto. Siguiendo la costumbre de la época, mi madre nos apuntó a todos al Nazareno y también estábamos muy ligados a la Vera Cruz. Recuerdo a mi abuela, una de aquellas mujeres fuertes que para mí fue clave, y a sus hermanas, viendo desde mi casa procesionar a sus hijos cada año en esta cofradía. Son imágenes que siempre van contigo.

--Por eso la Pasión va unida a la memoria de tantos cacereños, a la médula de la ciudad....

--Lo digo en el pregón. Forma parte de tu vida, de tus recuerdos, de tu infancia, con independencia de que seas creyente, y eso, para los que amamos la literatura, es vital. La memoria resulta clave para cualquier escritor.

--Pero además es arte. Cáceres procesiona medio centenar de pasos, muchos centenarios, entre ellos cuatro crucificados del siglo XIV, auténticas joyas...

--Cuando vas creciendo comienzas a valorar que esas imágenes y esas hermandades, tienen una antigüedad y un poso solemne. Esto también te crea una ligazón diferente. Lamento que Cáceres no esté potenciando como debiera esa personalidad que tiene en su historia y en su patrimonio, es su seña de identidad. Aquí no hay fábricas ni una arquitectura moderna que merezca la pena, la clave de lo que somos es la Ciudad Monumental y todo lo que hagamos pensando en el presente y en el futuro, debe estar entorno a ella.

--¿Pero no tiene la sensación de que los valores asociados al pasado, a la tradición, se pierden?

--El cacereño es muy especial, quizás acomodado, no reivindica lo que por derecho le pertenece. Tenemos un patrimonio increíble por el que nos envidia medio mundo, mientras nosotros entendemos que nos ha tocado por gracia y no nos esforzamos. En la facultad trabajamos mucho en la transferencia de esta riqueza a través de arte, la literatura, la historia, la geografía, los idiomas... Pero la primera batalla la tienen que dar los propios cacereños. Al fin y al cabo muchos estudiantes son de otros destinos. Eso sí, Cáceres, les marca para toda su vida y vuelven con cualquier excusa.

--Defendió su condición 'catovi' en su pregón de San Jorge...

--(Risas) En todos sitios la gente suele reivindicar de dónde es y se sienten bien por ello. ¿Por qué no aquí? Cuando digo de dónde vengo en cualquier congreso o encuentro, la gente se pone a hablar rápido de esta ciudad. Además, ser de Cáceres es ser ciudadano del mundo.

--El pregón de Semana Santa resulta muy complicado. Hay cientos de referencias que mencionar con un hilo argumental que el pregonero tiene que tejer, distinto a cualquier otro...

--Cuando me lo propusieron, me pareció un honor y acepté ilusionado, aunque al principio reconozco que me agobié, sobre todo cuando acudí al pregón de Jesús María Gómez y Flores. Luego lo fui madurando durante meses y ya está listo. Por cierto que una exposición del Divino Morales en Madrid me dio la luz, con aquellas figuras de tanta fuerza. En el pregón abordo la Semana Santa desde distintos frentes: por supuesto el espiritual, el literario, el personal, el artístico, incluso el turístico, porque la Pasión es un espectáculo estético y antropológico fantástico. Introduzco dos piezas musicales muy poderosas que justifican el planteamiento del pregón, y giran en torno a dos emblemas claves en la Semana Santa: la Virgen como madre y como Dolorosa, y el Jesús de la cruz.

--¿Que le falta a la Semana Santa cacereña?

--Le queda lo más difícil: mantener el nivel al que ha llegado, ese buen hacer de las cofradías, y esa conciliación de antigüedad y modernidad, Su balance es realmente muy positivo.