-«Ser joven y no ser rebelde es una contradicción hasta biológica», dijo Salvador Allende... ¿Usted es rebelde y si lo es, lo es por joven o lo es por convicción?

-Salvador Allende y Che Guevara son mis dos referentes, ejemplos de honradez, de compromiso y de lucha. Pelear contra esas injusticias es algo que debería salirnos de dentro, algo natural. Lo que pasa es que en esta sociedad en la que vivimos, marcada por las irregularidades y la corrupción, iniciar la lucha es algo tan difícil como heroico.

-La Plataforma por la Defensa de los Servicios Públicos Municipales nació con el propósito de acabar con lo que ustedes llaman fiebre privatizadora de la gestión de todos los servicios públicos municipales de Cáceres. ¿Piensa que las empresas privadas operan solo en función de su rentabilidad económica y no social?

-No es que lo piense, es que los datos lo demuestran. Los ayuntamientos han delegado en las empresas privadas su obligación de trabajar por la ciudadanía. El objetivo del ayuntamiento es mirar por el bien y el interés común de los ciudadanos, y el de la empresa privada es sacar el máximo beneficio de todo lo que toca.

-¿Entonces no está de acuerdo con quienes pregonan que cuando se privatiza se crea más riqueza, se innova más?

-Eso es absolutamente falso. Lo que han hecho los distintos gobiernos del PP y del PSOE para que esa frase pudiera parecer real es devaluar lo público. Es decir, no dar los recursos necesarios, tanto económicos como de personal, a los servicios municipales y que parezca que una gestión privada es lo acertado.

-Ustedes aseguran que la subida del precio del autobús y la ampliación de la zona azul propuestas por el gobierno municipal del Partido Popular aprietan las tuercas a los más débiles...

-Aprietan las tuercas a todos, lo que pasa es que perjudica de forma sobresaliente a las economías más débiles. Si esa subida se hiciera en función de la renta y lo recaudado revirtiera en el ayuntamiento para que éste a su vez lo invirtiera en la gente, tendría su sentido, pero darle el dinero porque sí a una empresa privada no tiene lógica. En el caso del autobús partimos de que es una privatización y esa gestión debería ser pública, como ocurre en otras ciudades, y nunca mirar el transporte público con criterios de beneficio económico. El problema es que los que están gobernando lo están haciendo para que otros se beneficien económicamente.

-¿La nueva zona azul no garantiza el principio de igualdad?

-Esto es un empeño del equipo de gobierno de ocupar el párking que han hecho. Y necesitan que no haya aparcamientos para que la gente utilice ese párking. Es una medida a todas luces injusta. La ciudad no necesita eso. Tenemos tres párkings privados, una zona azul bastante amplia...

-Está en contra del neoliberalismo, pero parece obvio que en el corazón de todas las economías exitosas hay mercados...

-Estoy en contra del neoliberalismo y del capitalismo. Lógicamente mercado existe, pero cuando ese mercado gira en torno a la explotación del hombre por el hombre para conseguir el capital pierde la humanidad que desde una visión de izquierdas se debe tener. Hay que producir, generar, pero que ello no suponga que haya gente que muera en el tercer mundo porque nos apropiamos de sus recursos. Hay una posibilidad de desarrollo sostenible y progresivo y progresista y es a lo que nosotros aspiramos, una regulación del mercado en la que todo el mundo tenga para comer o para pagar la luz y el agua.

-¿Si entonces, como usted dice, se necesitan políticas de crecimiento en favor de los pobres, si en Estados Unidos la clase media se ha rebelado contra el establishment, por qué los norteamericanos han votado masivamente a Trump, por qué ha triunfado el Brexit en Inglaterra, por qué avanza Le Pen en Francia?

-Tanto unos como otros representan lo mismo. El problema es que desde la izquierda no se han dado alternativas para focalizar el descontento social y político de la gente. Sin embargo, la derecha está avanzando porque está sabiendo llevar ese discurso a las clases populares.

-En Cáceres hay más de 10.000 parados, algunos buscan trabajo desde hace más de cinco años..

-Hay una generación de 45 a 55 años en paro condenada a la miseria porque no existen políticas públicas de empleo. Hace pocos días hemos visto cómo el ayuntamiento ha rechazado el Plan de Empleo Social de la Junta, unos 60 puestos de trabajo. Es tan sencillo como querer legislar para que haya trabajo.

-La Plataforma de Parados y Paradas de Cáceres reivindica la creación de empleo público ¿Pero no debería, también, exigirse a la administración la articulación de medidas para la implantación de grandes empresas privadas en la ciudad que revitalizaran el tejido productivo?

-Defiendo que se aborde de una vez por todas un plan de industrialización de la región, aprovechar los recursos ganaderos y agrícolas, los sectores de la informática, la investigación o la robótica. Eso crearía muchos puestos de trabajo y frenaría el éxodo de nuestros jóvenes.

-En marzo de 2014 comenzó a trabajar en Cáceres la Red de Solidaridad Popular, un colectivo que se convirtió en el salvavidas de muchas familias huyendo de la beneficencia. ¿Dos años después cree necesaria su existencia, hay gente a la que no se le garantiza vivir dignamente?

-Hoy es más grave la situación que hace dos años. Cuando empezamos había mucha gente que aún disponía del desempleo o de ayudas, pero pasado ese tiempo hay personas que no tienen ningún tipo de ingreso económico en el núcleo familiar. Por eso ahora más que nunca son necesarias estas organizaciones sociales que permiten que las personas puedan sobrevivir medio decentemente porque hay un abandono absoluto por parte de todas las instituciones.

-Habla de vivir dignamente. Precisamente hace unas semanas murió en Reus una mujer de 81 años en un incendio por una vela que utilizaba porque le cortaron la luz que no podía pagar. ¿Es este el símbolo más evidente del fracaso del sistema?

-Es el fracaso de un modelo que solo ha traído miseria y precariedad a la inmensa mayoría de la población. Solo importa el beneficio económico. No importa que haya gente que no pueda pagar la luz, que tenga que pasar frío, que los desahucien o que mueran por algunas de estas razones.

-Cita los desahucios. De 2007 a 2011 se produjeron cerca de 500.000 ejecuciones hipotecarias en el Estado. ¿Es inadmisible que en un estado social y democrático de derecho se estén produciendo centenares de miles de desalojos a la vez que existen millones de pisos vacíos que no incumplen su función social?

-Hay soluciones, pero el problema es que no hay interés, por un lado de los bancos, que solo buscan su beneficio económico, y por otro de los políticos, porque al final hay una connivencia entre ambos para mantener este sistema y poder seguir llenándose los bolsillos.

-Con los desahucios surgieron los escraches, ¿no le parece que la izquierda no aplica la misma vara de medir al hablar de ellos?

-Fui juzgado por un escrache a Carlos Floriano (PP), y salí absuelto. La manifestación pública de la disconformidad con unas políticas y con una actuación de un político es legítima. No es ir a protestar porque sí sino porque de sus acciones políticas desemboca un perjuicio para la población. Por eso, en cuanto a los escraches creo que siempre hay que tener la misma vara de medir. Si los haces, tienes que aceptar que algún día te los hagan.

-Usted forma parte de la generación que vivió el 15-M, cuando en 2011 miles de personas indignadas se echaron a la calle. ¿Por qué salió la gente a la calle, por las ideas o por el bolsillo?

-Por ambas cosas. Por el bolsillo porque Zapatero nos engañó diciendo que no había crisis mientras que gente que llevaba trabajando toda la vida se quedó en paro y decidió combatir por ello. También por las ideas; fue exitoso porque de ahí surgieron distintos movimientos sociales, el problema es que ese descontento no supimos canalizarlo, no conseguimos atraer a la población y no se visualizó en las urnas. El PP siguió ganando.

-¿Entonces la desigualdad se combate subiendo los salarios?

-La desigualdad se combate subiendo los salarios de los que menos tienen y bajando los de los que más tienen.

-¿Le parece una buena herencia del 15-M que la gente decidiera que, para discutir de política, no había que tener carné?

-Es verdad que ese 15-M supuso un antes y un después, al entender que cuando nos juntábamos en una plaza pública no importaba ni tu bandera ni tu sigla, ni de dónde venías sino a dónde ibas. El fin era transformar el sistema.

-¿Y no cree el lema ‘No nos representan’ un poco absurdo. Quiero decir, sí nos representan y por lo tanto, no tendríamos los ciudadanos que preocuparnos por ellos e intentar cambiarlos, o ponernos nosotros si creemos que vamos a hacerlo mejor?

-Creo que fue un lema para manifestar el descontento de las políticas, y no tanto de las personas que las representaban. Lo que se decía era: «Joder, el programa electoral que planteas es éste pero estás haciendo lo contrario, así que no me representas porque me has engañado».

-¿Cuándo la calle visibiliza el hartazgo se vuelve violenta?

-No. Eso es también una interpretación interesada del poder. Manifestarse en la calle no es violento. Lo violento es no poder pagar la luz, no poder dar de comer a tus hijos, y esa violencia la ejerce el Estado, no el ciudadano.

-Al terminarse la Revolución de Octubre de 1917 desaparecieron en Rusia los soviets, se formó el Partido Comunista, surgió el socialismo, la URSS, pero arrastró inflación y una guerra civil. ¿Es necesaria la revolución?

-Cuando el capitalismo no consigue sus objetivos a través de sus falsas democracias utiliza el fascismo y la fuerza armada. Por eso creo necesarias las revoluciones del diálogo y la pedagogía.

-En Rusia, Stalin se valió de prácticas represivas, juicios arbitrarios, deportaciones y asesinatos para perpetuarse en el poder. ¿Qué paralelismo encuentra usted entre Stalin y Franco?

-No encuentro ninguno. Y me explico. Hay cosas de Stalin en las que estoy totalmente en contra, pero entiendo que el objetivo de la Unión Soviética era el éxito de la revolución socialista. El fascismo lo que hacía era represión porque sí y al que era gay lo mataba, al que era anarquista lo mataba y al que era comunista lo mataba;; sin más criterio.

-Y ahora, Putin y Trump mantienen una buena relación... ¿Se ha caído el mito capitalismo versus comunismo?

-Se rompieron los dos bloques y eso ha tenido una repercusión negativa para el resto de Europa, que es ese estado de bienestar que la Unión Soviética mantenía en la URSS y que el capitalismo por miedo tenía que instaurar en Europa; y hemos ido viendo cómo año tras año nos han ido recortando todos esos derechos, ese estado de bienestar, hasta lo que en la actualidad puede considerarse un capitalismo salvaje.

-¿Qué opina de la gestión realizada por Izquierda Unida durante el gobierno de Monago (PP) en Extremadura?

-Se fue crítico con la gestión de Pedro Escobar porque permitió gobernar a Monago. Puntualmente se consiguieron cosas como la ley de renta básica, que no es la que yo defendía, pero es un paso y hay que seguir trabajando por conseguir otra. También la ley de igualdad, que es un éxito que viene de los militantes de Izquierda Unida y que fue expuesta por Víctor Casco, pero en lo económico y en lo social fueron cuatro años de miseria y de recortes, por lo menos para una gran mayoría de ciudadanos.

-¿El sorpaso IU-Podemos ha sido un espejismo?

-Unidos-Podemos tiene que ampliarse, tiene que generar un espacio mucho más amplio donde quepan otras organizaciones políticas, sociales y sindicales para llegar al gobierno. Se habla mucho de Podemos, sí, pero desde una visión de izquierdas lo importante no son las marcas, son los proyectos y las ideas. Y eso es lo que debe quedar.

-¿El PSOE se ha resignado a un gobierno de Rajoy?

-Cuando el PSOE tiene que demostrar si está a la izquierda o a la derecha, por desgracia siempre se posiciona con la derecha.

-¿No le da la sensación de que a veces los portavoces de la nueva política han sido efizcamente educados en la vieja, se ponen el disfraz de desarrapados pero en el fondo son unos burgueses?

-No sé si serán burgueses o no, pero sí es verdad que muchos de los que hablaban de la nueva política en sus actuaciones y en su forma de hablar son vieja política. Hacer nueva política es participación, que las cosas se vayan cambiando de abajo a arriba.

-¿Y a usted, qué le enseñó su familia, qué le enseñó su barrio?

-A ser honrado, coherente, ejemplarizante, a vivir humildemente, a no engañar. Por eso valgo más para activista que para político porque en la política no se valora ser honrado ni tener principios. No me importa sentirme presionado por los lobbys, porque voy a seguir siendo quien soy.